La memoria histórica del Canal de Panamá es una trama global, local y familiar. Desde el inicio del trasiego de bienes por el Camino Real hasta el tránsito de buques neopanamax, la ruta vincula a Panamá con el mundo. La vía interoceánica sirve a 180 rutas marítimas que conectan a todos los continentes de la tierra. Su reciente ampliación renovó su estatus de protagonista en el comercio mundial.

Para los panameños, el Canal representa su más grande orgullo y su lucha mejor peleada. La historia y el arte narran este periodo de la nación panameña con pasión en incontables piezas literarias y audiovisuales. La imagen de los jóvenes uniformados ensangrentados alimenta la llama de una panameñidad idealista y atrevida. El Canal eleva la autoestima del panameño.

Pero esta epopeya también ha dejado efectos en lo íntimo de los hogares y las almas. Las intensas migraciones provocadas por la construcción enriquecieron el tejido comunitario y familiar; las historias de bisabuelos y abuelos que sobrevivieron aquellos días son parte de nuestra narrativa personal.

Esa combinación de esferas hace de la memoria del Canal una trama intrincada.

En esta edición de El Faro, haremos énfasis en la fuerza de esta herencia. Un recorrido por los cementerios de El Chorrillo nos devolverá la conciencia de la existencia literal de los héroes de la patria, nuestros ancestros. Veremos el ritual de lanzar pétalos de rosas en las aguas de Corte Culebra para honrar esa memoria que enorgullece a nuestras familias. La inauguración del IV Laboratorio de Acción Ciudadana es la apuesta a que la juventud de hoy será el esperado cambio.

La memoria de la construcción y la defensa del Canal nos darán energía para hacer crecer esta trama. Para hacer crecer el orgullo familiar. Para proteger el agua del Canal, su institucionalidad y su mantenimiento. Si lo logramos, los que heredamos la lucha, también haremos historia.

Marianela Dengo de de Obaldía
Vicepresidenta de Comunicación e Imagen Corporativa

Crédito de imagen: Ricardo Vargas.