El inicio de la estación seca vino acompañado de la noticia de la floración de una particular palmera en el área de El Prado, en Balboa. Sus imágenes circularon en medios de comunicación y llegaron visitantes con interés botánico, paisajistas, naturalistas, amantes de la naturaleza y otros curiosos, a presenciar un evento que solo ocurre una vez en la vida de esta rara especie. Su nombre común es palma Talipot o también gran palma de Ceylán. Tiene varios elementos que la hacen especial: durante su vida solo florece una vez y posee el racimo floral más grande del mundo con millones de perfumadas florecitas en la corona de la palma.
Exótica especie multiusos
La voluminosa palma Talipot es una especie exótica original de la selva tropical monzónica del sur de India y Sri Lanka, fue introducida y cultivada en ciertos países del sudeste asiático como Bangladesh, Tailandia, Camboya, Myanmar, Filipinas y China. Es poco frecuente en occidente. Se utiliza con propósitos ornamentales por la atractiva arquitectura de sus enormes pencas tipo abanico y la llamativa textura de su tronco.
Como punto focal demanda grandes espacios abiertos. Sus plantones e incluso sus semillas son bien cotizados en el comercio de especies exóticas, el precio de un espécimen pequeño de escasos 60 centímetros de altura está por el rango de los $200.00.
Pero también tiene otros usos: antiguamente sus hojas secas se utilizaron para confeccionar sagrados manuscritos religiosos. Provee materia prima para techos de viviendas, artesanías como sombreros, esteras, sombrillas, cestería, abanicos, palillos para comer, espátulas y otros utensilios de cocina. Su savia se aprovecha para hacer vino y de su cogollo se extrae palmito.
De su tronco se obtiene una fécula comestible, de muy fácil digestión, nutritiva y rica en hidratos de carbono. De un tronco promedio se puede extraer unos 250 kilos de fécula que se comen en forma de papilla y panes. Sus semillas se usan en botonería y en cuentas de collares.
Colosal penacho de flores
Esta palmera se adapta muy bien a la mayoría de los tipos de suelos, pero requiere buena humedad para un óptimo desarrollo. Su crecimiento es lento, llega hasta 25-30 metros, y bajo condiciones ideales puede vivir 80 años. Sin embargo, pueden tener un ciclo de vida mucho más corto y florecer entre los 20 y 30 años, lo más temprano.
El momento cumbre de la Talipot llega cuando en plena madurez desarrolla en lo alto de su cúspide, arriba del follaje, este pintoresco y colosal racimo plumoso de flores blancas amarillentas que genera admiración y dispara la curiosidad por conocer datos de la historia natural de esta palmera.
El gran racimo genera mucha actividad en la comunidad de insectos polinizadores y murciélagos atraídos por el néctar de sus flores. El fin de la polinización marca el inicio de su etapa final, la gran palmera se toma su tiempo, algo más de un año, para que los frutos se desarrollen, lleguen a su punto y empiecen a caer. Mientras tanto, sus hojas se van secando gradualmente, colapsan y su aspecto general borra la imagen que tuvo un año atrás. Es entonces cuando termina su
ciclo de vida, el reloj biológico de esta imponente palmera se detiene. No sin antes dejar sus semillas listas para empezar una nueva generación de palmeras, pero solo si las flores son polinizadas y sus semillas sobreviven a los gorgojos, aves, murciélagos, ardillas, ñeques, etc. y solo si su germinación es exitosa.
¿Pero cómo llegó la Talipot a Panamá?
Durante los años 20 del siglo XX, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) dirigió un grupo de exploradores botánicos encargados de recorrer el mundo recolectando especies de plantas de interés en la agricultura.
En esa época existía una estrecha comunicación y colaboración entre USDA y lo que en 1924 se llamó Jardines Experimentales de la Zona del Canal (Canal Zone Experiment Gardens), también conocido como Jardín Botánico Summit (o Summit, en su versión simplificada) donde se estudiaba diferentes especies traídas de todas partes del mundo para su adaptación, reproducción, experimentación y aprovechamiento en el suelo istmeño y distribución a otros jardines botánicos.
Debido al gran apoyo de los exploradores botánicos, se estableció en Summit una población importante de esta palmera desde sus inicios. En el informe anual de Summit de 1924 se menciona que tenían en existencia unas 30 especies de palmeras, pero el siguiente informe anual de 1925 y 1926 es más detallado y publica un inventario de 80 especies de palmeras incluyendo la Talipot. Cuatro años después, Summit publica en su catálogo de plantas de 1930, una extensa lista de 120 especies de palmeras traídas de diferentes partes del mundo, enumerando la Talipot entre ellas.
Uno de esos exploradores fue Allison Vincent Armour, renombrado filántropo egresado de Harvard, especialista en el campo de la investigación e introducción de especies de plantas de interés agrícola, horticultura y ornamentales en América.
David Fairchild, botánico estadounidense y explorador. Su hijo llamado Alexander Graham Bell Fairchild, dedicó 33 años de su vida a trabajar como entomólogo de investigación en el Gorgas Memorial Laboratory en Panamá.
Armour realizó una serie de expediciones por todo el planeta en el barco de investigación científica Utowana, junto al herpetólogo y naturalista Dr. Thomas Barbour, de la Universidad de Harvard, director del Jardín Botánico de Cienfuegos y uno de los precursores y benefactores del Laboratorio Biológico Isla Barro Colorado; y otros como el Dr. David Fairchild, explorador botánico director de la Oficina de Introducción de Semillas y Plantas del USDA, asesor y activo colaborador de Summit. El 27 de marzo de 1929, el Utowana arribó al muelle de Cristóbal en su ruta de retorno de una de sus expediciones, con su bodega llena de plantas. Durante esta escala se entregó un importante lote de material genético vegetal a los Jardines Experimentales de la Zona del Canal. En ese lote venían seis plantones de palma Talipot bajo la categoría de Plantas Importantes, lo que evidencia el gran valor que se le dio a su cultivo.
¿Dónde se sembraron las Talipot?
Las primeras Talipot cultivadas en Panamá se adaptaron exitosamente a nuestros suelos y clima, y fueron integradas al paisajismo urbano tropicalizado de las antiguas instalaciones militares y áreas relevantes de la extinta Zona del Canal y luego a otras áreas.
Algunas de ellas sobrevivieron el paso del tiempo y de vez en cuando una que otra florece. En enero estuvieron en floración una en Balboa y otra en Summit.
Luego de publicado este escrito, nuestros lectores reportaron otros avistamientos de Talipot en floración en el parque Omar, en Santiago, en la carretera al Valle de Antón y cerca del aeropuerto de Tocumen. En otros tiempos observamos contados especímenes de Talipot en Colón (por el CRU, Davis, Sherman), Gamboa, Summit, Amador (Isla Naos), Balboa (junto al edificio de la Administración del Canal), Clayton (por el colegio Las Esclavas), en la vía de la amistad (Aldeas SOS), La Chorrera (por el antiguo peaje) y en la ciudad capital (por el edificio del MEF), pero llegaron a su floración y terminaron su ciclo.
Especímenes jóvenes y aún sin floración solo sabemos de unos pocos en Balboa, Corozal y Summit, algunas fuentes mencionan unas cuantas en el interior y es muy probable que existan en otros sitios poco visibles, incluso también que sean cultivadas por entusiastas particulares.
Es posible que esta especie introducida, elemento de nuestra biodiversidad botánica, y que formó parte de nuestra historia brindando un valor agregado al paisajismo de las áreas verdes, se enfrente a un futuro incierto. Ojalá podamos rescatarla para enriquecer las áreas verdes y sitios públicos emblemáticos del país donde podamos admirarla, disfrutarla y pueda recuperar dos cosas que perdió: su uso como especie ornamental, y el valor que le dieron los exploradores botánicos que recorrieron el mundo hace cien años para traerla hasta aquí.