Son diferentes pero están emparentados. Estos populares reptiles han conquistado su nicho ecológico en las riberas canaleras. Su presencia es tan sutil y casual que forman parte del panorama cotidiano.
En el ámbito mundial los reptiles también se enfrentan a la presión de las actividades del hombre en los bosques y a la disminución de sus hábitats.
Algunas especies se encuentran con el desafío de cambios ambientales sustanciales, pero a expensas de sobrevivir, terminan superándolos y adaptándose a ellos con agresiva resiliencia. Este es el caso de las especies de fauna y flora en los espacios naturales canaleros.
Más de un siglo de manejo ambiental responsable ha logrado un equilibrio dinámico orientado hacia la estabilidad de los ecosistemas terrestres y acuáticos.
A continuación, un vistazo de la vida y las costumbres de cuatro originales reptiles que hacen su aparición en los inmutables escenarios desplegados a lo largo de la ruta del Canal.
Iguana verde
La bien ponderada iguana verde o iguana común es una especie protegida que abunda en los bosques de la periferia interoceánica. Es vegetariana y colabora con la dispersión de semillas en el bosque. Gran parte del tiempo lo dedica a alimentarse y asolearse en la copa de frondosos árboles. Allí reposa alerta ante depredadores.
Durante la estación seca deposita sus huevos en suelo arenoso. De abril a junio es común encontrarnos con pequeñas iguanitas aprovechando los tiernos retoños, flores y frutos. Los especímenes adultos presentan variedad de colores, desde tonos de verde hasta un llamativo dorado cobrizo. Se desplaza muy rápido entre las ramas, pero también es buena nadadora.
Borriguero
El escurridizo borriguero es una de las lagartijas terrestres más rápidas y coloridas del neotrópico, donde ocupa una amplia variedad de hábitats.
Merodea entre los herbazales y hojarascas rebuscando su alimento. Los borrigueros son cazadores ágiles y tenaces, su dieta oportunista le ayuda a disfrutar de un amplio menú que consiste en pequeñas lagartijas, ranas, orugas, grillos, arañas, escarabajos, comejenes, cucarachas, larvas de múltiples insectos, lombrices y en ocasiones material vegetal.
Cachaco
El imperturbable cachaco es otra iguana que habita en las riberas del Canal. Se le llama también iguana negra o iguana manglatera. Se alimenta principalmente de vegetación, pero es omnívora. Es común en manglares y riberas rocosas donde ha establecido poblaciones en proximidad con actividades canaleras, particularmente en las cercanías de muelles.
Existen poblaciones que datan de muchas décadas en Diablo, Corozal, Miraflores, Pedro Miguel y Gamboa. En el Atlántico están presentes en el área industrial de Monte Esperanza y en Gatún. La permanente convivencia, marcada por el respeto y admiración a la fauna nativa por parte de los canaleros ha dado como resultado una población de cachacos amistosos, sin recelo de los humanos.
Meracho
El trofeo al animal más insólito de los riachuelos y charcos del Canal, se lo lleva el increíble meracho.
La naturaleza le ha otorgado un súper poder. El meracho puede correr sobre el agua, literalmente. Para hacerlo, se levanta y se impulsa con sus patas traseras que están adaptadas para desplazarse sobre el agua. Un truco muy útil cuando tiene que escapar de algún depredador.
Es un excelente nadador y puede permanecer sumergido por considerables periodos de tiempo.
Tiene una cresta en su cabeza y se alimenta de insectos, arañas, pequeños vertebrados, aves, camarones, pececitos y algunos frutos como el jobo.
Este grupo de polifacéticos reptiles tiene su morada permanente en los bosques canaleros. Por más de un siglo estas áreas han funcionado como una reserva natural de vida silvestre. Es única en el mundo por estar estratégicamente situada a lo largo de nuestra ruta de comercio mundial, donde convergen dos continentes y dos vastos océanos.