Entre los combustibles que generan carbono se destacan la leña, el carbón, el petróleo y el gas, siendo estos últimos los más utilizados para la generación de electricidad, transporte, producción industrial, y consumo comercial y residencial.

La transformación de estos combustibles en energía produce, entre otros, emisiones de dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero causante de cambio climático asociado a las actividades humanas.

¿Qué está haciendo el Canal de Panamá?

La evidencia está frente a nuestros ojos. Los efectos de la variabilidad climática en nuestro entorno son obvios: sequías, inundaciones, escasez de lluvias y tormentas.

En la Cuenca Hidrográfica del Canal, por ejemplo, los efectos del clima se han reflejado en escasez de lluvias, afectando el nivel de los lagos Gatún y Alhajuela, fuentes de agua para casi la mitad de la población del país y las operaciones de la vía interoceánica.

Si bien, al ser la ruta más corta en el transporte marítimo, el Canal contribuye a que los buques emitan menos gases contaminantes, pero la vía interoceánica reconoce la importancia de alcanzar la neutralidad de carbono en sus operaciones.

“Antes del final de esta década, el Canal de Panamá será carbono neutral. Nosotros vamos a eliminar las emisiones de carbono y esa es una tarea estratégica con la que el Canal está comprometido”, anunció el administrador Ricaurte Vásquez Morales.

La vía interoceánica ha adelantado este proceso, ya que lleva varios años alineado con los objetivos globales de reducir emisiones y adaptar sus operaciones al cambio climático.

“El Canal de Panamá tiene múltiples formas en las cuales aporta a la reducción de emisiones de manera global. La principal son justamente los programas de conservación y reforestación que genera en la Cuenca Hidrográfica. Aunado a esto, también existen programas que se desarrollan en conjunto con los clientes y las propias operaciones, midiendo el impacto ambiental, la huella de carbono y la reducción de gases contaminantes que se generan a nivel ambiental”.

Ahora la meta es más ambiciosa al proponer la eliminación gradual del uso de los combustibles fósiles y la integración de energías limpias; además de reforzar las medidas que ya implementa el Canal para la eficiencia energética y en sus programas de conservación del agua y el ambiente.

¿Pero cómo se logra esto?

“Seguimos haciendo énfasis en el uso de energía hidráulica y tratando de convertir al Canal en una entidad más verde, que nos va a llevar a automóviles eléctricos y a un diseño de instalaciones que sean ambientalmente robustas”, detalló el Administrador.

Justamente, para iniciar la transición hacia una empresa más ecológica, el Canal de Panamá incorporó cuatro automóviles eléctricos, como parte de un proyecto piloto para recolectar suficientes datos para migrar su flota hacia vehículos que no utilicen combustibles fósiles, eliminando esa fuente de contaminación.

El proceso de descarbonización es gradual y conlleva incorporar nuevas tecnologías a la operación del Canal.

“Eso va a traer como consecuencia que nuestras lanchas y remolcadores vayan a tener que cambiar de tecnología para usar combustibles que no son fósiles, reducir la huella de carbono que emite el Canal de Panamá, y en esa misma medida, aprovechar la oportunidad; porque los costos de protección del ambiente los tiene que pagar la humanidad, y esos costos en que incurre el Canal, los tenemos que recuperar a través de nuestros mecanismos de precios”, agregó el Administrador.

Sin duda, es una meta ambiciosa, pero nuestro planeta y nuestro país requieren de acciones urgentes, ya.