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Libélulas y Caballitos del Diablo: bioindicadores de calidad del agua

Desde tiempos antiguos, las libélulas son consideradas portadoras o mensajeras de buena fortuna y prosperidad. Para ciertos guerreros, eran emblema de poder y buena suerte. En algunos pueblos prehispánicos eran símbolo de pureza del agua. En el Canal de Panamá las libélulas son biodiversidad y calidad de agua.

Las libélulas y los caballitos del diablo forman parte de la rica biodiversidad de macroinvertebrados acuáticos que habitan los ríos, quebradas, lagos y charcos de la cuenca y cauce del Canal de Panamá. Son grupos muy similares, comparten muchas características como su anatomía, hábitos, biología y distribución. Las libélulas, al posarse descansan sus alas en forma horizontal. Los caballitos del diablo, en cambio, pliegan sus alas paralelas al cuerpo sobre sus espaldas y son más pequeños y delgaditos.

Libélulas y Caballitos del Diablo - Canal de Panamá

Conquista del aire

Hace aproximadamente 300 millones de años, las libélulas primitivas habitaron los ecosistemas húmedos de este planeta y formaron parte de los insectos gigantes del período Carbonífero. Sus alas eran enormes, median unos 75 cm de envergadura alar, y con ellas conquistaron el aire, volando sobre cálidos pantanos y vegetación prehistórica de helechos gigantes, licopodios y coníferas mucho antes que la aparición de las plantas con flores.

Estos peculiares insectos se caracterizan por un cuerpo aerodinámico tipo helicóptero, delgado y alargado. Sus grandes ojos le permiten observar todo a su alrededor. Tienen dos pares de alas ligeras, pero firmes y poderosas, transparentes, pero en algunas especies son muy coloridas y con destellos metálicos iridiscentes. Vuelan con destreza en todas direcciones, pueden batir sus alas muy rápido, llegando a velocidades de hasta 90 kilómetros por hora. Su excepcional habilidad en el vuelo les permite maniobrar y ser un depredador veloz que se desplaza con domino total del espacio aéreo en su hábitat. Cuando detectan sus presas, las atrapan con las patas situadas en la parte inferior del cuerpo. Se alimentan de pequeños insectos como mosquitos y moscas que trituran con sus poderosas mandíbulas.

Libélulas y Caballitos del Diablo - Canal de Panamá

Voraz depredador acuático

Su biología es también dinámica, ya que presenta una fase acuática. La hembra adulta deposita sus huevos en el agua, nacen las ninfas que respiran por branquias y requieren aguas muy limpias con óptimos niveles de oxígeno. Las ninfas también son depredadores, se alimentan de larvas de mosquitos y otros bichitos acuáticos, renacuajos y hasta pececitos; pero ellas a su vez, son el alimento de peces y aves acuáticas. Debido a esto, tanto las fases inmaduras como los adultos forman parte de la cadena trófica en ambientes acuáticos y representan un importante control biológico eliminando un gran volumen de especies de importancia médica, por ejemplo, el mosquito Anopheles transmisor de la malaria. Luego de algunos años ocurre la metamorfosis, la ninfa emerge del agua y se transforma en adulto volador que vivirá algunos meses.

Libélulas y Caballitos del Diablo - Canal de Panamá

Calidad de agua

Cuando se habla del monitoreo de la calidad del agua de los ríos afluentes que alimentan los lagos y cauce del Canal, los insectos que forman parte de estos ecosistemas tienen gran importancia ecológica, en particular las libélulas y caballitos del diablo. Estos insectos se desarrollan en ambientes saludables y son muy sensibles a la contaminación, por ende, son bioindicadores de la condición del agua y además ayudan a predecir los cambios a futuro. Parámetros medibles como su presencia, abundancia, salud, biodiversidad, ciclos de vida y distribución, se utilizan para detectar cualquier variación atribuible a algún factor contaminante, alteración o deficiencias en la condición fisicoquímica del agua. Debido a que también presentan una alta sensibilidad a los cambios de temperatura, son sujeto de estudios para el cambio climático.

Libélulas y Caballitos del Diablo - Canal de Panamá

Peligro de extinción

Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, un estudio reciente registra un declive notable en las libélulas de todo el mundo, al grado tal, que han sido incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de Extinción. Un 16% de las especies de libélulas está en peligro de extinción debido al deterioro de sus sitios de reproducción. Entre las principales amenazas que enfrentan están la pérdida y destrucción generalizada de sus hábitats debido a la tala de bosques para desarrollos residenciales, comerciales y agrícolas, alteración de la calidad de las fuentes de agua por agroquímicos y otros contaminantes, y el calentamiento global.

Nos corresponde garantizar que a través de la protección de los hábitats acuáticos podamos conservar y asegurar un espacio para especies no muy visibles, pero que son clave en la calidad del agua, como los macroinvertebrados acuáticos. El estudio, monitoreo y conservación del recurso hídrico desempeña un papel fundamental en la preservación de la biodiversidad y la calidad del agua de los ecosistemas dulceacuícolas del Canal.

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