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La frontera del Arrabal: la zona del Canal

El conversatorio Hablemos de Canal rinde homenaje a los 350 años de fundación de Arrabal de Santa Ana: Memorias sociales, políticas y raciales de “los de afuera”.

“El Arrabal es un espacio que ha tenido distintas fronteras en los 350 años de su historia”, señaló Orlando Acosta, coordinador de la Memoria Histórica del Canal de Panamá, al comenzar el encuentro mensual de Hablemos de Canal. En la sala de lectura de la Biblioteca Presidente Roberto F. Chiari, Acosta destacó la relación entre el Arrabal y su límite con la Zona del Canal, y presentó a los invitados: Patricia Pizzurno, Luis Pulido Ritter y Carlos Fitzgerald.

Los inicios del Arrabal

En 1673, la misma fecha en que fue fundada la nueva ciudad de Panamá, nace el Arrabal luego de que su precursora, Panama Viejo, fuese destruida. La ubicación de esta nueva ciudad no fue fortuita. “La ubicación de lo que hoy es el Casco Antiguo tiene dos variables: su cercanía al puerto y el acceso a agua pura en las faldas del Ancón”, señaló Carlos Fitzgerald, antropólogo, arqueólogo, historiador y catedrático panameño.

Esta nueva ciudad fue creada teniendo la seguridad de sus habitantes como prioridad, motivo por el cual se levantó una muralla. Esta creó una defensa militar, pero a su vez, una división de carácter económico y social. Los que vivían dentro de la ciudad amurallada, este “intramuros”, era la élite de la sociedad panameña. El resto, serían los moradores del nuevo arrabal. Casualmente, Fitzgerald menciona que arrabal viene del árabe y se incorpora al léxico con la reconquista hispana y significa el barrio de afuera”.

Su crecimiento

Con el paso de los años, el arrabal aumentó en población y extensión. “En la etapa colonial vivían en el arrabal los de abajo, los de color, la gente que servía a los de adentro. Residía gente variopinta, muleros, boteros y jornaleros”, señaló Patricia Pizzurno, catedrática e historiadora. Sin embargo, el poderío del Arrabal continuaba incrementándose. En 1754, sus moradores deciden reemplazar el templo de Santa Ana, que era en su totalidad de madera. Para ese entonces, existía una élite. “En el arrabal surge el único noble panameño: Don Matheo Izaguirre, quien paga la nueva iglesia de Santa Ana”, mencionó Fitzgerald.

Con la llegada del siglo XIX y las grandes obras de infraestructura transístmica que moldearon nuestra sociedad, el Arrabal recibió nuevo protagonismo. “Allí se establece el puerto de vapores y las terminales del ferrocarril”, señaló Fitzgerald

La llegada de la Zona y el incremento de la sanidad pública

Si de cambios significativos se refiere, no hay un periodo más disruptivo en las vidas de los moradores del Arrabal que la construcción del Canal por los estadounidenses, y la consecuente creación de una nueva frontera: la Zona del Canal.

¿Cómo era la percepción de los residentes de la Zona del Canal, sobre los habitantes de Santa Ana? Pizzurno señala que “Panamá era la zona de las cantinas. Mientras allá estaba todo prohibido, acá venían los soldados”.

Pero el cambio más transformador vendría por medio de las políticas de salubridad del gobierno estadounidense. “Ya en 1905 la ciudad de Panamá tiene agua potable y desaparece para 1911 la profesión de aguatero”, compartió Pizzurno. La modernidad era ya algo palpable en las casas del Arrabal.

Fronteras visibles e invisibles

En los albores del siglo XX, el Arrabal era un lugar lleno de vida, pero a la vez sitiado. “Panamá siempre ha sido una ciudad de fronteras, de límites. El mar, la muralla, la Zona del Canal. Sin embargo, todas sus fronteras son permeables, el flujo de gente, por ejemplo, de la zona a la ciudad la hacía muy permeable” señaló Pizzurno.

Quizás, inconscientemente, el Arrabal siempre albergó cierto sentimiento antinorteamericano. No hay que olvidar que fue allí donde sucedió el incidente de la tajada de sandía, entre otras reyertas. Una vez se crea la Zona y se pierde valioso territorio, en especial el amado cerro Ancón, el Arrabal se convierte en un foco de fervor nacionalista panameño que fue gestándose por décadas y que fue palpable el 9 de enero de 1964 en la lucha por la soberanía. Al resaltar cómo la firma de los tratados Torrijos-Carter influye en el Arrabal, Pizzurno añade que “son muchas fronteras que se derriban en aquel momento, es la frontera política, la frontera cultural, ya que es la culminación de una lucha larguísima”.

Sin embargo, puede que algunas fronteras intangibles permanezcan en las mentes de muchos habitantes. “Nosotros como panameños, como país, dentro de nuestro imaginario cultural, no nos hemos acomodado a la existencia de los muros”, resaltó Luis Pulido Ritter, profesor e investigador. Mientras que Fitzgerald aportó que “me atrevo a decir que a pesar de que la frontera se derrumbó, se eliminó, la frontera existe todavía. Todavía nosotros vemos la avenida de los ártires como una frontera entre dos cosas contradictorias y hay un deseo de traspasarla”.

El Chorrillo y el Arrabal, beneficio mutuo

Las ponencias del conversatorio fueron complementadas con exhibiciones de mapas del siglo XVIII y XIX, y fotografías que mostraban el desarrollo de la nueva ciudad de Panamá, el Arrabal, y detalles significativos, como por ejemplo, la ubicación exacta del famoso Chorrillo del Rey. “En el Chorrillo del Rey había una serie de pequeños arroyuelos donde se lavaba ropa y trastes, se colectaba barro, y en general, era un área muy activa”, resaltó Fitzgerald.

“Cuando viene el momento del saneamiento, todo eso se elimina y el área toma valor de bien raíz y se crea el barrio de El Chorrillo. Esa urbanización surge lentamente pero también con unos intereses inmobiliarios espantosos, con viviendas pegadas para la gente excluida”, señaló Fitzgerald, y añadió que “la separación del barrio de Santa Ana y El Chorrillo es una creación del siglo XX”.

El Arrabal de Santa Ana y sus alrededores siguen cambiando. Nuevos moradores, con nuevas costumbres y estilos de vida apuestan a vivir en un lugar lleno de historia, mientras que la cantidad de turistas crece exponencialmente. Fitzgerald termina mencionando que “el proceso de gentrificación va de San Felipe a Santa Ana y eventualmente irá al Chorrillo; eso es lo que viene”.

Orlando Acosta, Patricia Pizzurno y Carlos Fitzgerald

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