Un día de los más comunes, la brisa del norte envuelve la cordillera Central y ondea los blancos herbazales del corte Culebra, que de pronto recuerda un paisaje nevado bajo el cálido sol. Durante el periodo de floración, millones de espigas blancas forran, como alfombras, colinas y laderas a lo largo de la franja interoceánica. Se trata de las flores de una hierba popularmente conocida como “paja canalera”.
El nombre científico de esta hierba es Saccharum spontaneum, y es considerada una maleza invasora por ser una especie exótica introducida al país en los años treinta. Hoy la vemos por toda la cuenca del Canal, y algunos la califican de seria amenaza al colonizar agresivamente los ecosistemas naturales. Su tupida biomasa no permite el desarrollo de plantas nativas.
Posee una semilla muy pequeña facultada para volar con las corrientes de aire y desplazarse a sitios remotos. Así ha logrado establecerse con facilidad en otras regiones fuera del área canalera. No es una hierba exigente, crece profusamente en suelos pobres y degradados. Allí, donde llega la insignificante semilla, germina y crece vigorosamente, se multiplica formando una maraña impenetrable de delgados pero fuertes tallos cilíndricos y hojas largas de bordes cortantes. La acompaña una red de rizomas subterráneos con raíces de anclaje que le brindan estabilidad a los suelos; por ende, posee una importancia en la restauración de terrenos erosionados y estabilizador de suelos en pendientes.
No está claro en los datos históricos disponibles, si esta fue una de las razones por la cual llegó al continente americano (como herramienta para estabilizar los taludes y disminuir la erosión en el Canal), pero es un hecho que esta maleza tiene la capacidad de ayudar a combatir la erosión de forma eficiente. Paralelamente, una teoría basada en documentos del siglo pasado, sugieren que la paja canalera pudo ser utilizada por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en un banco de material vegetal establecido en los Jardines Experimentales de la Zona del Canal. El propósito más evidente sería el mejoramiento genético de su prima hermana la caña de azúcar Saccharum officinarum, para potenciar su resistencia contra el virus del Mosaico, peste agrícola que atacó intensamente los cultivos de caña de azúcar en Panamá.
Pasando por alto su ruta de entrada, el motivo de su llegada, sus controversiales pros y sus indiscutibles contras, la paja canalera se ha convertido desde su incontrolable e indeseable expansión por el istmo, en una hierba naturalizada de la flora panameña.
Nombre científico: Saccharum spontaneum
Datos: Hierba de rápido crecimiento.
Su control es en extremo complicado. Pertenece a la familia de las gramíneas y es originaria de Asia y África. Se evalúa su potencial como biocombustible para generación de energía eléctrica, forraje y celulosa. Grandes extensiones de esta maleza representan una peligrosa fuente de material inflamable durante la estación seca. Arde fácilmente, favoreciendo incendios espontáneos que arrasan con la fauna y flora nativa, y queman el manto de material orgánico del suelo.