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Humedales y manglares: guardianes de la sostenibilidad en la cuenca del Canal de Panamá

En los humedales del Canal de Panamá habita una gran biodiversidad

El pasado 2 de febrero se celebró el Día Mundial de los Humedales, una fecha que conmemora la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, celebrada en Ramsar, Irán, en 1971.

Panamá, según la Ley 6 de 3 de enero de 1989, aprobó esta convención, la cual define los humedales como extensiones de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros.

Bajo esta definición, la Dirección de Costas y Mares de MiAMBIENTE clasifica muchas zonas de la vía interoceánica del Canal de Panamá como humedales artificiales, ya que consisten en un conjunto de embalses que varían según las temporadas de lluvia.

En Panamá, se han declarado cinco Sitios Ramsar de importancia internacional:

  1. Damani Guariviara en la comarca Ngäbe Buglé,
  2. San San Pond Sak en Bocas del Toro,
  3. Golfo de Montijo en Veraguas,
  4. Punta Patiño en Darién, y
  5. Bahía de Panamá en la provincia de Panamá.

En los humedales del Canal de Panamá se han encontrado diversas especies de fauna silvestre, como mamíferos que utilizan estos ecosistemas como fuente de alimento y refugio. Las aves también son abundantes, ya que dependen de los humedales para anidar y alimentarse. Además, los reptiles encuentran en los manglares un hábitat ideal para su supervivencia.

Pelicanos y garzas blancas en un humedal del pacifico panameño, por Andy Perez

En particular, se han identificado especies como el manatí antillano, el cocodrilo americano, el caimán de anteojos y el pato enmascarado en áreas cercanas a las esclusas de Cocolí y Miraflores.

Zona 5A, Miraflores y Cocolí, área de gran importancia para aves migratorias, Fuente: Environmental Sensitivity Index and Resource Atlas for the Panama Canal.

Las áreas de las esclusas de Miraflores y Cocolí son un punto de embudo para las rapaces migratorias. El conteo máximo es de aproximadamente 3 millones de aves, incluyendo el halcón de ala ancha y el halcón de Swainson. La orilla oeste del Canal de Panamá se utiliza como sitio de pernocta.

Portada del Índice de Sensibilidad Ambiental del Canal de Panamá

El Índice de Sensibilidad Ambiental del Canal de Panamá – ESI (por sus siglas en inglés Environmental Sensitivity Index and Resource Atlas for the Panama Canal) muestra a mayor detalle la fauna y flora de estas áreas, así como estrategias de protección ante riegos o posibles derrames de hidrocarburos y sustancias oleosas en estas zonas de gran importancia.

Manglar de la costa del Pacifico, por Andy Pérez

Uno de los tipos de humedales más conocidos y relevantes son los manglares. Un manglar es un grupo de árboles, arbustos, matorrales, helechos y palmeras, donde el principal integrante es el árbol de mangle. En Panamá, de los 16 géneros conocidos de mangle, contamos con 5 especies típicas entre las costas del Atlántico y Pacífico:

  1. Rhizophora (mangle rojo)
  2. Avicennia (mangle negro)
  3. Pelliciera (mangle piñuelo)
  4. Laguncularia (mangle blanco)
  5. Conocarpus (mangle botón)

Según el Índice de Sensibilidad Ambiental del Canal de Panamá (ESI), los manglares son especialmente importantes en esta región debido a su capacidad para proteger las costas, purificar el agua, servir como hábitat para diversas especies, y también para almacenar carbono.

Bajo el marco del Protocolo de Kioto, el precio promedio de una tonelada de CO₂ en los mercados de carbono solía valorarse en aproximadamente $12.77. Se estima que un manglar saludable captura anualmente del aire 6.3 toneladas de carbono por hectárea. Si multiplicamos estas 6.3 toneladas por el valor de $12.77 por tonelada, obtenemos un valor anual de aproximadamente $80.45 por hectárea.

Además de la captura de carbono, es crucial considerar el stock de CO2, es decir, el carbono ya almacenado en los manglares. Según el estudio “Valoración económica de los Manglares de David y el Humedal Golfo de Montijo” elaborado por CATIE (2014), el stock de carbono de los manglares en Panamá es de aproximadamente 460 toneladas de CO2e por hectárea. El costo social del carbono (SCC) calcula cuánto dinero se ahorraría la sociedad al evitar el daño causado por una tonelada adicional de carbono en la atmósfera. Según estudios, este valor oscila entre $55 y $266 por tonelada, con un promedio de $161.

Considerando estos datos, los manglares panameños tienen un valor económico promedio en cuanto SCC de $74,060 por hectárea. Esto no solo contribuye a la mitigación del cambio climático, sino que también tiene un valor económico significativo. Su capacidad para almacenar carbono los convierte en un recurso valioso tanto ecológica como económicamente, subrayando la importancia de su conservación y protección.

Cuando los manglares están saludables, capturan dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera y lo almacenan en sus suelos y raíces durante siglos. Sin embargo, cuando estos ecosistemas son destruidos o degradados, el suelo queda expuesto al aire, lo que acelera la descomposición de la materia orgánica acumulada. Este proceso libera el carbono almacenado en forma de CO₂, convirtiendo al manglar en una fuente de emisiones en lugar de un sumidero de carbono. Conservar los manglares no solo protege la biodiversidad, sino que también ayuda a reducir la cantidad de CO₂ en la atmósfera.

Bosquejo del proceso de captura y liberación de stock de carbono de un manglar, por Andy Perez

La amenaza de los plásticos en los humedales

La contaminación por basura, especialmente plásticos, representa una amenaza significativa para los humedales. Según el estudio de Lourens J.J. Meijer et al. (2021), más de 1,000 ríos representan el 80 % de las emisiones globales de plástico fluvial al océano.

Estos desechos plásticos afectan gravemente la biodiversidad de los humedales, poniendo en peligro la vida silvestre por enredamiento o ingestión, y reduciendo la calidad del agua.

Para abordar el problema de la contaminación en los humedales, se pueden implementar varias acciones correctivas:

  1. Educación y concienciación: Informar a la comunidad sobre la importancia de los humedales y los efectos negativos de la contaminación.
  2. Políticas de protección: Abogar por leyes y regulaciones que protejan los humedales de la contaminación y promuevan su restauración.
  3. Limpieza y restauración: Organizar jornadas de limpieza y proyectos de restauración de humedales.
  4. Reducción de residuos: Fomentar la reducción, reutilización y reciclaje de plásticos y otros desechos.
  5. Monitoreo y vigilancia: Implementar sistemas de monitoreo para detectar y controlar la contaminación en los humedales.

En el 2012, la cobertura de bosques de manglar en áreas patrimoniales y bajo administración privativa, comúnmente conocidas como áreas operativas del Canal de Panamá, en el lado Pacífico era de 19.57 hectáreas. Para el 2021, esta cobertura aumentó significativamente a 46.04 hectáreas, lo que representa un crecimiento aproximado del 135 %. Este notable incremento refleja los esfuerzos continuos y exitosos en la conservación y restauración de estos valiosos ecosistemas.  Es crucial que sigamos protegiendo y restaurando los bosques de manglar para asegurar un futuro sostenible y saludable para nuestro planeta. ¡Cada acción cuenta!

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