Cuenca 5 minutos de lectura

Hojas descompuestas: el alimento de los bosques tropicales

Un estudio de 17 años revela el vital intercambio de nutrientes en los bosques tropicales infértiles.

Artículo originalmente publicado por el Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian.

Por: Leila Nilipour 

El zumbido de los sopladores de hojas siempre llega a perturbarnos en los momentos menos oportunos. La tarea de despejar patios, aceras y calzadas de la persistente hojarasca es una práctica común en áreas suburbanas. Aunque para algunos puedan resultar poco atractivas visualmente, las hojas caídas desempeñan un papel esencial en el crecimiento natural de los árboles. En este contexto, un equipo de investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) e instituciones aliadas dedicaron 17 años a mover la hojarasca en un bosque de Panamá para entender mejor su rol. Sus hallazgos se publicaron en la revista Journal of Ecology. 

Francisco Valdez apoyó el estudio moviendo la hojarasca de un lado al otro del bosque durante más de una década. Crédito: Emma Sayer, Universidad de Ulm
Francisco Valdez apoyó el estudio moviendo la hojarasca de un lado al otro del bosque durante más de una década.
Crédito: Emma Sayer, Universidad de Ulm

Los bosques tropicales son ecosistemas críticos en la lucha contra el calentamiento global, pero muchos de ellos crecen en suelos infértiles. Los científicos suponían que los árboles debían estar reutilizando los nutrientes de la hojarasca para crecer en suelos de baja calidad, pero no existía evidencia directa para respaldar esta hipótesis. Para investigar esta teoría era necesario experimentar en un área suficientemente grande y durante mucho tiempo para evaluar a largo plazo y a gran escala el papel de las hojas caídas en los bosques tropicales. 

El equipo del Gigante Litter Manipulation Project (GLiMP) decidió abordar esta pregunta trabajando durante casi dos décadas en un bosque tropical de Panamá. A lo largo de 17 años, se dedicaron a retirar las hojas caídas de ciertas áreas del bosque, mientras que en otras zonas aumentaron la cantidad de hojarasca. En otras palabras, algunos árboles recibieron menos hojarasca y otros recibieron más hojarasca de lo habitual durante ese periodo de tiempo.  

El experimento era algo que el co-autor Edmund Tanner (Universidad de Cambridge y STRI) llevaba mucho tiempo queriendo hacer, desde que realizó ensayos de fertilización forestal en Jamaica en los años ochenta. El reto era encontrar un lugar adecuado y una organización que apoyara un experimento a largo plazo. A diferencia de los estudios de fertilización, que pueden persistir con una visita anual, el esfuerzo sostenido es esencial para la manipulación de hojarasca; cuando se deja de retirar la hojarasca, el experimento muere lentamente.  

El mayor reto ha sido mantener el experimento en marcha durante suficiente tiempo para medir los cambios en el crecimiento de los árboles”, dijo la autora principal, Emma Sayer, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), la Universidad de Ulm y la Universidad de Lancaster.   

En las áreas donde se eliminó la hojarasca, se observó un deterioro en el crecimiento de los árboles a lo largo del tiempo, acompañado de una disminución gradual en la producción de hojarasca. Mientras que en las zonas donde se agregó hojarasca, los árboles presentaron solo un aumento temporal en su crecimiento al inicio del experimento; posteriormente, el exceso de hojarasca solo resultó en más hojas caídas anualmente. 

Los árboles de las zonas del bosque en las que se eliminó la hojarasca no crecieron tan bien con el tiempo. Crédito: Emma Sayer, Universidad de Ulm
Los árboles de las zonas del bosque en las que se eliminó la hojarasca no crecieron tan bien con el tiempo.
Crédito: Emma Sayer, Universidad de Ulm

En términos generales, los resultados del experimento revelaron que la caída y descomposición de las hojas en el suelo contribuye a enriquecer el sustrato con nutrientes, impulsando así el crecimiento de árboles en bosques tropicales infértiles. 

Es posible que los árboles con menos hojarasca hayan encontrado formas de adaptarse a la reducción de nutrientes con el paso del tiempo. Por ejemplo, cambiaron sus hongos micorrícicos asociados, lo que puede haberles dado acceso a más nutrientes del suelo. Otra forma en que podrían haber respondido fue prolongando la duración de sus hojas existentes o produciendo menos hojas y raíces nuevas. 

El tamaño de las parcelas y la larga duración del experimento lo hacen único, y esto nos ha permitido validar una teoría que llevaba casi 40 años sin comprobarse”, afirmó Sayer. “El apoyo de STRI al experimento ha sido fundamental para lograrlo”. 

La entonces estudiante de la Universidad de Cambridge, Laura Sutcliffe, tomando medidas de la palmera que camina (Socratea exorrhiza). Crédito: Emma Sayer, Universidad de Ulm
La entonces estudiante de la Universidad de Cambridge, Laura Sutcliffe, tomando medidas de la palmera que camina (Socratea exorrhiza).
Crédito: Emma Sayer, Universidad de Ulm

Con sede en Panamá, el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales es una unidad de la Institución Smithsonian en Washington, DC. El instituto promueve la comprensión de la biodiversidad tropical y su importancia para el bienestar humano, capacita a los estudiantes para realizar investigaciones en los trópicos y promueve la conservación al aumentar la conciencia pública sobre la belleza y la importancia de los ecosistemas tropicales. 

#Recientes

Historia

La creación de Panamá

León Kadoch · 7 mins
Cuenca

Aire puro: Clave para un Canal sostenible

Redacción · 7 mins
Cuenca

Una inspección ambiental con cero emisiones

Andy Perez · 4 mins
Comunidad

“Hechos del Canal”: la campaña que celebra el orgullo…

Redacción · 7 mins