El gatosolo, también conocido como coatí, es un mamífero neotropical que pertenece a la misma familia de los mapaches. Frecuentan las áreas revertidas, y, ocasionalmente, visitan áreas de operación y compatibilidad del Canal, donde muy poco les perturba la actividad humana.
Su cuerpo mide alrededor de unos 1.30 metros, incluyendo su larga cola que mantienen erguida mientras la manada se desplaza con indiferencia por las áreas verdes. Irrumpen sin prisa, olfateando y escarbando la capa superficial del suelo en busca de bichitos. Su hocico es alargado con una nariz puntiaguda, tiene el olfato muy desarrollado y le saca provecho al buscar su alimento. Son omnívoros: su dieta incluye roedores, aves y sus huevos, crustáceos y hasta culebras. También, insectos adultos y sus larvas, lagartijas, grillos, frutos como el almendro de montaña, higos, jobos y néctar de flores del árbol de balso, por lo que tienen un rol en la polinización y dispersión de semillas en el bosque.
Los gatosolos son animales sociales, forman manadas numerosas de hasta 60 individuos o más, y se comunican utilizando un amplio repertorio de vocalizaciones. Las hembras dirigen la manada, paren hasta siete crías que alcanzan su madurez a los dos años. A esa edad, los machos abandonan el grupo y viven solitarios e independientes.
Cuando descansan, toman su tiempo para socializar, acicalándose entre ellos y reforzando los vínculos del grupo. También, vigilan y se defienden colectivamente contra cualquier amenaza.
Los gatosolos son otra muestra de la diversa fauna que habita los bosques del área canalera y que, además, son vecinos urbanos que pueden llegar a acostumbrarse a buscar alimento en basureros mal cerrados.
El gatosolo tiene hábitos terrestres y arborícolas, es muy hábiles al moverse entre las ramas, incluso duerme en los árboles para esconderse de depredadores como el ocelote.