Cuando Sebastián Vásquez adquirió una finca en el área de Nuevo Ocú, en Salamanca de Colón, lo hizo con un objetivo claro: una vez se acoja a su retiro, ese será el sitio ideal para el descanso. Por momentos, pensó en algunas actividades, pero nunca imaginó que con esta adquisición pasaría a formar parte de una misión tan importante como la protección de la Cuenca Hidrográfica del Canal de Panamá.
Pensaba en su jubilación, pero el ímpetu, las convicciones y la creatividad del señor Vásquez, junto con una invitación del Canal de Panamá, pronto lo llevaron a replantear la idea inicial de su descanso. Lo que comenzó como una inversión para una plantación experimental de caucho, lo convirtió en integrante de una de las fincas del Programa de Incentivos Económicos Ambientales (PIEA).
“Saber que formo parte de un programa para mejorar la Cuenca, para mí es muy importante… lo tomo muy en serio”, asegura con absoluto convencimiento un Sebastián que pertenece a los más de 1,900 participantes que ha tenido el PIEA desde su inicio en 2009, y para quien resulta todo un privilegio que ha cambiado su vida.
“La única satisfacción que supera estar en este lugar es la visita de mis nietos, con eso lo digo todo”, agrega Sebastían Vásquez mientras camina entre plantones de cacao, café, árboles frutales y una sección de bosque inalterado donde asegura que hasta su salud ha mejorado notablemente desde que decidió trabajar la tierra.
Asunto de familia
A muchos kilómetros de Salamanca, en la comunidad de Santa Cruz, a orillas del lago Alhajuela, encontramos no a otra persona, sino a una familia entera, que comparte la misma pasión por producir la tierra, sabiendo que al mismo tiempo ayuda a proteger el recurso hídrico de la Cuenca.
Heriberto Álvarez, sus tíos, hermanos, hijos y sobrinos, decidieron honrar la voluntad de sus abuelos que les heredaron una finca en este lugar, con la petición de que la conservaran. No sería tarea fácil; ya la propiedad se encontraba degradada por la falta de uso y para entonces, la llamada paja canalera o paja blanca dominaba la escena.
Las condiciones eran adversas, pero si algo caracteriza a esta familia es la unión y el trabajo conjunto. Se asesoraron con el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), y fueron incluidos en el PIEA. De inmediato comenzaron las duras jornadas de trabajo para recuperar la utilidad de su preciada propiedad.
Ha pasado un año y medio desde ese entonces y hoy el panorama es totalmente distinto. Esta pasó de ser una finca sin uso e invadida por la paja blanca, a un terreno donde se respira actividad y los plantones de café, árboles frutales, el sembradío de plátanos y una iniciativa conjunta con algunos moradores de la comunidad para la siembra de guandú, mantienen a raya a esta especie invasora.
“Cada vez que se requiere, nos ponemos de acuerdo y venimos a meterle la mano a la finca”, comenta Heriberto antes de enumerar que, con el apoyo del Canal de Panamá, la familia pudo sembrar más de 2,000 plantones de plátano y han iniciado la etapa de cosecha. Solo en el último mes y medio, han obtenido más de 400 cabezas de este producto para la venta.
En este lugar los beneficios se multiplican, ya que los Álvarez han establecido alianzas con moradores del área que siembran guandú para llevar el sustento a sus hogares, mientras colaboran con la misión de mantener la propiedad libre de maleza. Los plantones de café y árboles frutales siguen fortaleciéndose para beneficio de la Cuenca.
Un programa en cifras
Estas son solo dos historias que retratan la importancia de un programa que inició en 2009, y que con el respaldo del MIDA y del Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE), ha logrado impactar positivamente a 1,953 fincas, en diferentes puntos de la Cuenca.
Raúl Martínez, coordinador del PIEA, recuerda que llegar a esta cifra no ha sido fácil. Antes se debió luchar contra costumbres muy arraigadas en cuanto a métodos de producción, en los que la tala y quema estaban siempre presentes, y existía fuerte resistencia de parte de los productores que miraban con recelo las propuestas para mejorar la actividad.Rememora que en una temporada, antes de iniciar el programa, llegaron a contar más de 500 quemas, solamente en el área de Cirí y Trinidad; allí el daño ambiental era más que notorio. Ahora la historia es diferente. El Canal de Panamá mantiene programas de monitoreo que dan cuentas de un dato esperanzador: en los últimos años esta cifra no sobrepasa los 70 incidentes por año, en toda la Cuenca.
Destacó que es una disminución muy importante y que habla del trabajo realizado en conjunto con los beneficiarios, que poco a poco se han sumado a las propuestas para que sigan adelante con sus actividades productivas, pero acogiendo nuevos métodos que les permitan optimizarlas, al tiempo que protegen el recurso hídrico de la Cuenca.
El PIEA contempla el establecimiento de coberturas vegetales protectoras, mediante modelos de reforestación, la protección de la cobertura boscosa existente, el uso adecuado de la tierra, el perfeccionamiento de las técnicas agropecuarias y el mejoramiento de los ingresos de los beneficiarios, mediante el apoyo en actividades de poscosecha y la comercialización de productos agropecuarios. Se trata de elementos claves para promover el desarrollo sostenible de la Cuenca.
Sistemas agroforestales con café y cacao arbolado, árboles frutales, sistemas silvopastoriles en fincas ganaderas (pastos mejorados, cercas vivas) y enriquecimiento de matorrales, forman parte de los proyectos que se promueven como parte del PIEA, y por medio de los cuales se han logrado sembrar 3.8 millones de plantones en la Cuenca, durante el periodo 2009-2021.
Martínez asegura que a finales del presente año, se habrá intervenido en 8,972 hectáreas durante este mismo periodo. A ello se debe sumar las 3,150 hectáreas protegidas mediante modalidad de Pago por Servicios Ambientales (PSA), a través del cual los beneficiarios se comprometen a proteger y vigilar los bosques que poseen en sus fincas a cambio de una transferencia anual en compensación por los beneficios ecológicos que estos proveen, y que inciden directamente en la protección y mejoramiento del ambiente y del recurso hídrico.
El próximo paso
Al enumerar los logros del PIEA, Martínez destaca su continuidad. Han sido 12 años ininterrumpidos en los que se logró incrementar las coberturas vegetales protectoras en la Cuenca, y se cuenta con beneficiarios capacitados y conscientes de la importancia de que sus actividades agropecuarias se realicen bajo un esquema ambientalmente sostenible.
“Estos y otros logros permiten mirar hacia el futuro con optimismo,” agregó Raúl Martínez, coordinador del PIEA.
Al esfuerzo realizado hasta el momento se agregarán iniciativas dirigidas a impulsar las actividades económicas en estas áreas, reconociendo el agro como principal fuente del comercio local.
En adelante, además de los proyectos de reforestación, se trabajará en agricultura familiar sostenible, promoviendo mejoras en las técnicas que aplican los lugareños en la agricultura de subsistencia, con el fin de que sean más eficientes, garanticen sus propios alimentos y generen productos excedentes que puedan vender; y que de seguro, también contarán con el apoyo del Canal de Panamá.