Un jardín que habla: el mapa vegetal que florece en honor al 9 de enero
En el corazón del paisaje canalero ha florecido una obra viva que trasciende lo ornamental: un jardín diseñado a escala […]
En el corazón del paisaje canalero ha florecido una obra viva que trasciende lo ornamental: un jardín diseñado a escala del mapa de la República de Panamá. Esta creación no solo embellece el entorno, sino que narra con raíces y pétalos la historia, diversidad y orgullo de un país que se reconoce en su tierra.

El proyecto, liderado por el agrónomo canalero Melvin Méndez, surgió como un desafío contrarreloj: diseñar y ejecutar un jardín con un mensaje en menos de tres días. “Nos dijeron: haz un diseño y tienes menos de tres días para hacerlo. Podría haber utilizado el jardín que ya existía en el sitio, pero el significado iba a ser totalmente distinto. Tenía que crear un jardín nuevo que fuera de bajo relieve y que al mismo tiempo diera un mensaje relacionado con el nuevo mural del 9 de enero”, recuerda Méndez.

Y el mensaje floreció. Cada planta fue elegida con intención. Las bromelias, ubicadas con precisión en las posiciones geográficas de las 10 provincias y seis comarcas, simbolizan la unidad en la diversidad. Aunque pertenecen al mismo género, sus distintas especies reflejan la pluralidad cultural del país. “El país no solamente es el Canal de Panamá, sino que somos todos. Traté de representarlo también con plantas, asemejando nuestras costas, nuestras provincias, nuestras comarcas, nuestra diversidad. Como dice la frase: el oro de Panamá es verde”, afirma Méndez.

El jardín también rinde homenaje a la geografía panameña: las Evolvulus glomeratus (cielito) con sus flores azules, delinean nuestras costas; el follaje de las Monstera deliciosa (monsteras) y Crinum menehune (lirio morado) evocan la vegetación de la cordillera central; el ophiopogon japonicus (mondo) cubre el terreno como un manto de selva tropical. El Canal de Panamá está representado por un trazo de piedras azules, símbolo de esfuerzo colectivo y conexión global.
Pero más allá del diseño, hay manos que sienten. Rigoberto Aguilar, jardinero con años de experiencia, aporta una dimensión emocional al proyecto: “A la hora de que uno va a sembrar la planta, uno le brinda el amor. Uno habla con ella, aunque sea en pensamiento, para que se sienta motivada a crecer”. Su vínculo con las plantas es casi espiritual y su conocimiento práctico fue clave para seleccionar especies resistentes al clima y que requieren de poca supervisión.
El sustrato del jardín, compuesto por sedimentos, añade una capa simbólica más: es tierra del Canal, base de la historia y motor del desarrollo panameño. Así, el jardín no solo representa a Panamá: es Panamá.
Este mapa vegetal es solo una obra de jardinería, pero también es un acto de memoria, una lección de geografía viva, un poema botánico que nos recuerda que la patria también se cultiva.
