Los testimonios de derrumbes en la época de la construcción del Canal de Panamá son dramáticos y narran muchas tragedias. Paredes de tierra y roca caían sobre trabajadores, y cuando se asentaba el polvo, quedaban billetes sueltos mezclados entre la tierra y sangre como evidencia de las muertes.
Las fotografías antiguas nos dejan ver el empirismo con el que la compañía francesa y la americana excavaron el Corte Culebra y las incontables dificultades de partir una cordillera en dos. Hoy, el monitoreo de estas riberas artificiales se beneficia de más de cien años de ingeniería geotécnica, y de la vigilancia constante de los expertos canaleros de la división de Ingeniería.
“Al momento de hacer una excavación, siempre existe la posibilidad de inestabilizar las laderas. Los ingenieros del Canal nos ocupamos de hacer modelos geotécnicos y geológicos, y de aplicar las mejores prácticas para controlar esta inestabilidad”.
Manuel Barrelier, ingeniero gerente de la sección de Ingeniería Geotécnica del Canal de Panamá.
Antecedentes cercanos
El 13 de octubre de 1986 ocurrió el último derrumbe en el Corte Culebra que detuvo la navegación del Canal. Una masa de tierra se desprendió en la bordada Cucaracha e invadió la vía de navegación con 200 mil metros cúbicos de material. Las medidas de remediación fueron rápidas y contundentes por parte de la Comisión del Canal de Panamá, que pudo restablecer la navegación en tan solo 12 horas.
Las excavaciones de la construcción del Canal removieron el apoyo lateral de las riberas elevadas en las secciones más profundas del Corte Culebra. Al no poder sostener el peso sobre ellas, las pendientes se pueden deslizar y forzar la capa de abajo hasta aplastarla y moverla lateralmente hacia el cauce de navegación. En 1915, con el Canal recién inaugurado, se dio un deslizamiento en el Corte que obligó a suspender los tránsitos de buques por varios meses.
Para el derrumbe de 1986, el Corte Culebra tenía 500 pies de ancho (unos 152 metros), y ha sido ensanchado dos veces desde entonces. Hoy en día, tiene 715 pies de ancho (218 metros).
Una faena de vigilancia continua
El ingeniero Barrelier cuenta que la ocurrencia de la pandemia “ha sido un reto para todos los canaleros”, y señala que en el caso de la sección geotécnica, el desafío fue manejar proyectos de estabilización en el Corte con fuerzas internas debido a que varios contratos quedaron suspendidos por las restricciones de movilidad. “Con pandemia o sin ella, nuestra misión es garantizar el mantenimiento”, indicó Barrelier.
Algunos proyectos de la sección se enfocan en otras áreas del Canal como las represas, el rompeolas, las entradas de las esclusas y mantenimiento de drenajes.
Proyecto de estabilización de Cerro Cucaracha
La geología de la tierra en esta área es muy compleja. Rocas duras y pesadas que descansan sobre otras más suaves requieren de un trabajo en equipo de varias secciones de la división de Ingeniería para hacer perforaciones, investigaciones geológicas, ensayos
de laboratorio para determinar la resistencia de materiales, topografía, instrumentación, entre otras tareas. Con los datos se elabora un análisis científico y se crean modelos para escoger la alternativa que ofrezca un factor de seguridad aceptable a un costo razonable.
La ingeniera Yesenia Cerrud dirige este proyecto. “En este momento, llevamos 150 mil metros cúbicos excavados y además se van a hacer trabajos de voladura para aliviar el peso del cerro y así evitar posibles deslizamientos”, explica la ingeniera.
Esta es la fase uno de cuatro. El proyecto se extenderá hasta 2023.
Proyecto de estabilización en la bordada Cascadas
Unos 6 kilómetros al norte de Cucaracha está la bordada Cascadas. Allí la tierra es diferente y el reto de la estabilización también es otro.
En agosto de 2019 se reportaron grietas en esta área y se hicieron los análisis para determinar las metodologías que usarían para remediarlas.
“Llevamos 70 por ciento del avance en la excavación seca de 121 mil metros cúbicos. Un reto que tenemos es terminar de excavar en la temporada seca y que apenas empiece a llover podamos hacer la hidrosiembra. Aquí se aplicarán, además, mantos permanentes y no permanentes para el control de la erosión. ”
José María Rodríguez, ingeniero a cargo de este proyecto.
Proyecto de estabilización y drenaje de Cerro Hodges
Al otro lado del Canal, en la ribera oeste, la ingeniera civil Suzineia Barahona lidera la estabilización y drenaje de Cerro Hodges en la bordada Culebra. Barahona, quien también es ingeniera portuaria, explica que “en este momento estamos haciendo drenajes para conducir las aguas hacia el canal de navegación de manera eficiente, porque en la zona hay varios ojos de agua”.
“Me inspiré para escoger estas carreras porque desde niña veía el Corte Culebra y me fascinaba su forma y su historia”, narra la ingeniera.
No se puede perder de vista las circunstancias del clima global. El ingeniero Barrelier pone esto en contexto diciendo que “el cambio climático tiene un impacto en el Corte porque trae lluvias más intensas que hacen que el suelo se sature y puedan darse deslizamientos. También cambian los patrones de lluvias: hemos tenido octubres muy secos y eneros lluviosos”.
Mantenimiento, el secreto
Desde que el Canal se inauguró en 1914, sus administradores han tenido claro el éxito operativo de un mantenimiento constante y científico. En términos de geología y geotécnica, cada incidencia produce data y así el Canal va acumulando ciencia. “Tenemos información de la época francesa, americana y datos obtenidos por expertos panameños. Esta nos ayuda a tomar decisiones para estabilizaciones adecuadas”, cita Barrelier.
El secreto del Canal de Panamá es el adecuado mantenimiento de sus estructuras naturales y artificiales. Sin mantenimiento alguna parte de este ensamble de ingeniería y naturaleza no funcionaría. “Un equipo que trabaja con pasión”, resalta su gerente, se ocupa de que aun en medio de una pandemia, el mantenimiento en el Canal de Panamá sea permanente.