Con una sala de lectura abarrotada, la biblioteca Presidente Roberto F. Chiari del Canal de Panamá fue sede del conversatorio “Los Chinos y el Canal”, un evento que mezcló la historia, la cultura y el amor del pueblo chino-panameño por el istmo.
Orlando Acosta, coordinador de la Memoria Histórica del Canal de Panamá, abrió el evento resaltando que “la llegada de los chinos a Panamá ha marcado profundamente la historia y cultura del país. Ellos enfrentaron condiciones difíciles y discriminación, convirtiéndose en un testimonio de resiliencia.Nosotros somos una sociedad panameña en construcción y reconocemos los distintos aportes y las distintas oleadas migratorias que hacen que nuestra sociedad sea multicultural y multiétnica”.
El pueblo chino llega a Panamá
Los primeros visitantes de Asia que llegaron a tierras americanas lo hicieron mediante el Galeón de Manila. Desde 1565 hasta 1815, esta conexión Manila-Acapulco mantuvo la ruta comercial transpacífica más larga de la historia. En los más de 300 viajes efectuados por esta ruta se inició y vinculó las Américas con Asia de forma permanente. Sin embargo, “no fue hasta el 30 de marzo de 1854, cuando los primeros 800 trabajadores chinos que llegaron en el barco Sea Witch para construir el ferrocarril a Panamá, que se estableció una comunidad permanente en el istmo”, señaló el doctor Ramón Mon, psicólogo clínico, graduado en la Universidad Autónoma de México y orientalista del Colegio de México. Añadió que “estos primeros trabajadores formaron un núcleo al que se añadieron otros grupos de chinos, muchos de estos formados por personas que iban de paso a trabajar al Perú y que optaban por quedarse en Panamá”.
La llegada de esta primera oleada de inmigrantes chinos despertaba el interés de los nativos y de los otros grupos étnicos que también se encontraban trabajando en la construcción del ferrocarril transístmico. Los trabajadores chinos fueron ubicados en pueblos como Chagres, Obispo y en un pueblo que con el tiempo tomó matices de leyenda: Matachín.
Los antepasados presentes
“El istmo de Panamá cuelga de un moño chino, cuando no quedan restos de manos acariciando el lomo de las puertas, mientras recorro las historias de Matachín página por página, ahora que parto en tren y que ya no quedan destellos de ahorcamientos en el pueblo”.
Este es un extracto del poema Viaje Solar de un tren hacia la noche de Matachín, que fue recitado por su autor, el galardonado poeta Javier Alvarado, en el intermedio del conversatorio y que marcó profundamente la narrativa en que se desarrolló el resto de la actividad.
“Mi abuela nació en Matachín”, señaló el doctor Mon, “y esos suicidios fueron terribles. Los trabajadores chinos sentían que no tenían un futuro en sus vidas. Ellos ya no podían regresar a China, porque no tenían con qué. Además, en el contrato con la compañía del ferrocarril se estableció que a cada trabajador le darían una ración de opio, pero luego abruptamente fue suspendida esta ración, aludiendo que en Estados Unidos esta droga se había prohibido. Esto produjo un síndrome carencial que motivó los suicidios. De este primer grupo sobrevivieron unos 100 que luego fueron intercambiados por trabajadores de Jamaica por 17 dólares cada uno”.
El pueblo chino se integra en la sociedad istmeña
La adaptación a Panamá no fue sencilla. Ya para 1904 había una ley de exclusión, copiada de los Estados Unidos. Para 1913 hubo fricciones con el gobierno de Belisario Porras, y luego en los años 40, con el Boletín Sanitario del gobierno de Arnulfo Arias, el pueblo chino conoció su periodo de discriminación más fuerte.
Fue debido a esos obstáculos que la sociedad china en Panamá vio la necesidad de agruparse y ayudarse entre ellos. Fue el inicio de las sociedades chino-panameñas. “La sociedad Fa Yen fue fundada en 1917. En la actualidad existen alrededor de 50 asociaciones chino-panameñas” señaló Tony Jiang Lao, presidente de la Sociedad Benéfica Fa Yen, que desde su creación ha desempeñado un papel fundamental en la integración de la comunidad china en Panamá. “La fundación ha efectuado ayuda social, por ejemplo, en la pandemia del Covid-19 y también apoyando a inmigrantes chinos en Panamá”. Él mencionó que “el pueblo chino llegó a Panamá en diferentes periodos, en medio de oleadas migratorias. La primera fue en 1854, la segunda a principios del siglo 20 y la tercera oleada fue en las últimas tres décadas del siglo 20”.
Incluso desde la construcción del ferrocarril, los inmigrantes chinos se decantaron por ejercer labores ligadas a los servicios. Su espíritu emprendedor los convirtió en dueños de abarroterías, ferreterías, y restaurantes, labores con las que se les sigue identificando.
“Nuestros padres tenían una tienda que vendía de todo. Quedaba frente al parque de Aguadulce. Nosotros no teníamos un patio donde jugar, por lo que teníamos que ir a jugar al parque”, mencionó May Yap, destacada artista plástica de origen chino-panameño, y seguidamente resalta los valores tradicionales chinos al mencionar que “seguir el ejemplo de mis padres eran muy difícil ya que eran disciplinados, luchadores, jamás se quejaron y nos enseñaron respeto a los mayores y amor a la familia”. El impacto del paisaje y estilo de vida del interior del país marcaron el trabajo de May. “Tratar de capturar ese asombro puro que solo una niña puede tener ha estado siempre en el eje de mis trabajos pictóricos” señala.
Panamá y China en el siglo XXI
La relación comercial con China crece exponencialmente. En el presente Panamá está exportando una gran cantidad de carnes y granos, en especial café, y todo parece indicar que el intercambio de bienes y servicios entre las dos naciones no dejará de incrementarse. Tony Jiang menciona que “Panamá es un país pequeño, pero hay un mercado de 1,400 millones de personas en China. Además, China es el primer proveedor de la Zona Libre de Colón”; y destaca las amplias posibilidades que tiene el turismo para con el mercado chino: “hay millones de chinos que están saliendo a conocer el mundo, hay un mercado grandísimo y la sociedad Fa Yen está promoviendo Panamá”.
Jiang también resalta la impronta de la cultura china dentro del ADN panameño. Utiliza como ejemplo las festividades: “El año nuevo chino es ya una marca panameña. En las últimas tres décadas esa festividad se ha dado a conocer al pueblo panameño y es ahora un evento país. Ni siquiera en Europa o en Estados Unidos se da ese hecho”.
La biblioteca Presidente Roberto F. Chiari cuenta con más de cien documentos sobre China. Libros sobre su historia, economía, expresiones artísticas, e incluso objetos y pinturas confeccionadas por manos de artesanos chinos, esperan a ser descubiertos por todo el pueblo panameño. La biblioteca está abierta de lunes a viernes, en un horario de 7:00 a. m. a 3:30 p. m.