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La memoria afroantillana canalera es celebrada en los Estados Unidos

El Mes de la Historia Negra se conmemora cada febrero en los Estados Unidos de América, en el que se […]

El Mes de la Historia Negra se conmemora cada febrero en los Estados Unidos de América, en el que se realizan eventos que acentúa la importancia que han tenido los afroamericanos durante la historia de esta nación. Es en ese marco en que la biblioteca de la Universidad Estatal de Pensilvania (Penn State) presentó una exhibición, curada por el colaborador canalero Isaac Carranza, de la Unidad de Memoria Histórica, sobre la labor de los trabajadores afroantillanos en la construcción del Canal de Panamá.

Giana De Dier y el legado de la mujer afroantillana

La exhibición se realizó del 24 de febrero al 2 de marzo y tuvo dos ubicaciones. La primera fue en el campus principal de Penn State, en la ciudad de State College. La misma tuvo como base principal los grabados de la colección “El tiempo pasa y nada cambia”, de la artista panameña Giana De Dier, que rinden homenaje a las vidas de las mujeres afrocaribeñas que apoyaron a sus familias y comunidades durante la construcción del Canal de Panamá.

Giana, a través de obras de técnica mixta que incorporan fotografías de archivo, tela y papel, ilumina la resiliencia de las mujeres que transformaron sus hogares en espacios de descanso y conexión en medio de los desafíos de la migración y el trabajo. Inspirada en su propia historia familiar, su trabajo explora los legados culturales de estas mujeres, cuyos descendientes siguen siendo vitales para la identidad multicultural de Panamá.  El arte de Giana ha aparecido en la Bienal de Venecia y en la 58ª edición del Carnegie International, y se encuentra en colecciones como la del Museo de Arte Contemporáneo de Panamá.

Diversos medios para mostrar una realidad

Como complemento a las obras de Giana, la exhibición contó además con libros que tocaban la temática de la inmigración afroantillana al istmo como, por ejemplo: Panama in Black: Afro-Caribbean world making in the twentieth century de Kaysha Corinealdi; The silver women : How black women’s labor made the Panama Canal de Joan Flores-Villalobos y Los inmigrantes antillanos en Panamá de Geroge Westerman, por mencionar solo algunos.  La puesta contó además con  videos sobre la impronta de la mujer en la construcción del Canal, una página web con testimonios, fotos, y documentos electrónicos sobre el Canal de Panamá y la proyección de la película panameña Historias del Canal.

Las fotos tomadas por Ernest “Red” Hallen durante la construcción del Canal, que reflejan las duras condiciones de los inmigrantes afroantillanos, fueron también parte de la exhibición y se convirtieron en uno de sus puntos más atrayentes. En ellas se pueden ver reflejados el tema de la segregación sufrida bajo el sistema Gold Roll y Silver Roll en la antigua zona del Canal.

Erin King, especialista en adquisiciones de monografías en las bibliotecas de Penn State, comentó querealmente creo que estas fotografías capturan perfectamente el estado de ánimo de la época, el trabajo que se hizo para construir el Canal de Panamá, los ferrocarriles. Las cosas que deberían haber unido a las personas, pero parece haber mucha separación. En Estados Unidos he visto exactamente lo mismo, la separación entre blancos y negros”.

Quizás lo más significativo de los primeros días de la exhibición fue que se convirtió en un punto de encuentro de panameños en Pennsylvania que probablemente nunca hubieran tenido una razón para conocerse. La panameña Ali Preciado Higgins, estudiante de licenciatura en Artes en Penn State, señaló que “Penn State es un campus muy diverso, pero sigue siendo mayoritariamente blanco. Y si hay una organización latina en el campus, normalmente es para un grupo hispano representativo mayoritario. Pueden ser mexicanos, salvadoreños, colombianos. Por eso, nunca tengo la oportunidad de verme a mí misma representada con frecuencia”. Su hermana, Anabelle Preciado Higgins, estudiante de Producción Cinematográfica en Penn State, fue una de las asistentes a la proyección de la película Historias del Canal. Ella destacó que “fue muy poderoso para mí ver mi historia y mi herencia representadas en la pantalla por primera vez, porque no había visto muchas películas de cineastas panameños que presentaran a personas panameñas. Como estudiante de cine con la esperanza de algún día ser parte de la difusión de la historia sobre Panamá y el Canal de Panamá y de todas las personas que conozco que trabajaron allí, fue realmente inspirador. Ya sabía sobre los inmigrantes jamaicanos y antillanos que ayudaron y que fueron una parte importante del trabajo de construcción del Canal, pero hay algo diferente entre simplemente leer una placa en un museo o leer un libro de historia y luego verlo representado a través de una historia y una emoción”.

Ambas han vivido casi todas sus vidas en State College, Pennsylvania, pero tratan de visitar Panamá cada año. Ali menciona que “cuando mi mamá enseñaba aquí en Penn State, era profesora de cadena de suministro. El hecho de que sea panameña y trabaje en cadena de suministro tiene mucho sentido. Es la principal cosa por la que se conoce a nuestro país”.

Altoona

La segunda parada de la exhibición fue en la ciudad de Altoona, conocida como un punto logístico ferroviario y ubicada al oeste del estado de Pennsylvania. Las temperaturas bajo cero y la nieve no fueron impedimento para el interés de un público que se sentía atraído por un tema tan en boga como el Canal de Panamá.

Denice Rodaniche, profesora retirada en la Zona del Canal, quien vivió 27 años en Panamá y ahora residente en Altoona, fue una de las asistentes. “Un dato particularmente conmovedor fue el papel fundamental que desempeñaron las decenas de miles de antillanos que trabajaron en condiciones brutales durante los diez años del período de construcción estadounidense, y cómo más de 4,000 trabajadores afroantillanos perdieron la vida. La segregación y el sesgo racial a los que se enfrentaron antes y después de la finalización del Canal fue una revelación incómoda para esta audiencia predominantemente blanca del condado de Blair. Sin embargo, no fue del todo sorprendente, ya que reflejaba las actitudes de muchos estadounidenses blancos en los EE. UU. en ese momento, de hecho, durante muchas décadas” señaló Denice.

Sobre la película Historias del Canal ella mencionó que “el tema de la discriminación de clase también fue un tema central en la película. A través de los cinco relatos de ficción histórica, se llamó la atención sobre un hecho importante: las decisiones que toman los jefes de gobierno y las instituciones ricas a menudo no anticipan los efectos sobre las comunidades, las familias y las vidas individuales”.

¿Quiénes construyeron el Canal?

Una de las preguntas recurrentes durante la exhibición fue la de la saber exactamente quienes participaron en la construcción del Canal. Para muchos de los visitantes fue una sorpresa conocer que la construcción del Canal conllevo el esfuerzo de personas de todos los rincones del mundo. Españoles, italianos, griegos y panameños, por mencionar algunos, lucharon contra la naturaleza para alcanzar un sueño de varios siglos. Sin embargo, el grueso de la fuerza laboral en la construcción del Canal provino de las Antillas.

Fue interesante dar a conocer que el temor por las enfermedades como la fiebre amarilla y la malaria previno que muchos trabajadores de los Estados Unidos viajaran a Panamá para la construcción del Canal. Incluso, el reporte anual de la Comisión del Canal Ístmico de 1907 deja claro que “mientras haya trabajo en abundancia, el temor a los trópicos disuadirá a los hombres de buscar trabajo aquí, y esto es igualmente aplicable al contratista y al gobierno. No es posible obtener una cantidad adecuada de mano de obra de los Estados Unidos, y se debe recurrir a ella para conseguirla en el extranjero”.

El mejor desglose de los trabajadores extranjeros es presentado en el Canal Record del 28 de octubre de 1914, a solo dos meses de inaugurado el Canal. En ella se deja claro que “en la construcción del Canal, prácticamente la totalidad de los trabajadores empleados fueron traídos de países extranjeros”; y añade que “durante los dos primeros años de la ocupación estadounidense, la mano de obra no cualificada era prácticamente toda negra”. En esa nota se muestra la cantidad total de los trabajadores venidos de las Antillas: 31,071. Más de la mitad de toda la fuerza laboral de la construcción. Hombres que abandonaron sus hogares, sus costumbres, su cotidianidad, y que muchas veces conocieron un trágico final. Es importante señalar que el Canal Record era la publicación oficial de la Comisión del Canal Ístmico,

Sobre los trabajadores en Gold Roll, el autor David McCullough, en su libro Path Between the Seas, señala que “En los últimos años de la construcción, la fuerza laboral total ascendía a unas 45.000 o 50.000 personas, lo que equivalía casi a la población combinada de Colón y la ciudad de Panamá. Pero el número total de norteamericanos blancos era de sólo 6.000, de los cuales aproximadamente 2.500 eran mujeres y niños. En 1913 había 5.362 empleados y dependientes de la lista de oro, prácticamente todos ellos estadounidenses. Su salario medio era de 150 dólares al mes”.

La importancia de reconocer un legado

Durante una semana estudiantes, profesores y personal de Penn State conocieron sobre la importancia de los trabajadores afroantillanos en la construcción del Canal. “Este tipo de exhibiciones se deberían promocionar no solo en Penn State”, señala Erin King, “Sé que hay lugares en los que ni siquiera acogerían con agrado, en pleno siglo XXI, una historia tan importante. Y es necesario saber la verdad sobre lo que han pasado estas personas”.

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