La etnia negra y las adversidades durante la construcción del Canal de Panamá
Antes, durante y después de la construcción del Canal de Panamá predominó un marcado ambiente de segregación y racismo, especialmente […]
Antes, durante y después de la construcción del Canal de Panamá predominó un marcado ambiente de segregación y racismo, especialmente en torno a las grandes obras industriales de la época, donde se conformaba y reclutaba una “armada” masiva, constituida por la fuerza laboral afrodescendiente destinada a tales fines. A pesar de que a estas poblaciones discriminadas se les ofrecía un salario inferior a otros, no escapaban a una atmósfera de esclavitud que, en otros términos, se encubría bajo un manto de marginación. Fue suficiente atravesar un calvario secular bajo un sistema de dominio, explotación y opresión por parte de los blancos, hasta lograr una emancipación, como ocurrió en la isla de Barbados en 1834.

Para la construcción del Canal, la mayoría de estos trabajadores diligentes provenían de las Antillas Mayores y Menores. Los desplazamientos marítimos tenían una duración superior a catorce días desde su lugar de origen hasta la ciudad de Colón. La elección de reclutar fuerza laboral en estas regiones respondía al factor experiencia, ya que muchos habían participado en la construcción del ferrocarril y del canal francés; además, dada la necesidad de comunicarse, el dominio del idioma inglés resultaba fundamental. Desde el momento del embarque, tras haber sido reclutados en distintos puntos de partida, comenzaba una odisea marcada por la injusticia debido al color de su piel o su etnia. Los barcos estaban repletos de personas, sin las condiciones adecuadas de alojamiento, y la alimentación racionada y de baja calidad.

Para ser reclutado en la construcción del Canal, era necesario cumplir con varios requisitos impuestos por la Comisión del Canal Ístmico (ICC, por sus siglas en inglés), tales como tener una edad mínima de 21 años y aprobar exámenes médicos y físicos, entre otros.
Al arribar a la ciudad de Colón, los trabajadores debían pasar por un riguroso proceso de registro, donde se les asignaba un número de empleado, representado mediante una placa de metal en forma de diamante o estrella. Asimismo, se les asignaba el lugar de trabajo. En caso de que la asignación fuese fuera de Colón, eran trasladados por ferrocarril. Además, se les ubicaba en un campamento para su alojamiento, que inicialmente consistía en toldas de campaña o antiguos vagones de tren. Una vez instalados, era evidente la diferencia de trato según el color de piel. Es importante recordar que, durante mucho tiempo, el Canal se regía por las normas de segregación racial conocidas como Jim Crow, y muchos de los empleados de la llamada “nómina Oro” o “blancos” eran originarios del sur de los Estados Unidos.


A continuación, se destacan algunos aspectos de las diferencias raciales existentes durante aquel período tan significativo:
– Era prácticamente imposible ganar un caso en la corte distrital en una disputa entre una persona negra y una blanca, pues los jueces —todos blancos— pertenecían a la nómina Oro.
– Muchos de los capataces reclutados en Estados Unidos provenían de la nómina Oro, aunque no siempre eran aptos o competentes para su cargo. El trabajo peligroso y arduo era realizado por la nómina Plata, cuyos salarios oscilaban entre seis, diez, dieciséis o veinte centavos por hora.
– Existían sectores de vivienda diferenciados para blancos, negros y europeos.
– El sistema educativo se encontraba dividido en términos raciales.
– Gran cantidad de antillanos desertaron debido al racismo o al descontento por el trato recibido, aunque las autoridades de la ICC alegaban que estos regresaban para visitar a sus familiares.
– Los pagos de nóminas se procesaban en filas separadas.
– Los comisariatos estaban divididos según las nóminas raciales.
– Las identificaciones metálicas se usaron hasta 1938.
– En 1948 se eliminaron oficialmente las nóminas Oro y Plata, pero no fue hasta 1962 que se ejecutaron correctamente por orden del presidente de los Estados Unidos.
– Los comedores estaban segregados entre negros, europeos y blancos, y la calidad y cantidad de la comida dependían de la raza del trabajador.
– Estaba prohibido deambular o holgazanear; la infracción era penada con prisión.
– La administración estadounidense impuso la segregación dentro de la Zona del Canal, afectando la vida diaria en aspectos básicos. A los afroantillanos (y a los “semi-blancos” españoles) se les negaba la posibilidad de empleo en la nómina Oro. Asimismo, los servicios públicos eran segregados. Por ejemplo, las escuelas públicas admitían a todos los dependientes de empleados del Canal, pero solo los estudiantes blancos podían seguir un currículo completo estándar de secundaria estadounidense. Los estudiantes negros eran automáticamente dirigidos hacia la formación vocacional. En 1919, los maestros antillanos ganaban la mitad que sus homólogos de la nómina Oro.
– Los afroamericanos contratados después de 1908 recibían contratos modificados bajo la nómina Plata. Aunque su salario era algo superior al de los antillanos y recibían beneficios por enfermedad y licencias personales, se les negaba el acceso a clubes, restaurantes o viviendas destinadas a la nómina Oro. Pocos aceptaban trasladarse a Panamá bajo estas condiciones tan onerosas. En 1912, solo 69 afroamericanos trabajaban en la Zona del Canal; para 1928, ese número se había reducido a 23, de un total de 3,038 trabajadores estadounidenses.

Revivir este tema pretende exponer la relación intrínseca entre el Canal y las condiciones discriminatorias de aquel entonces. Ahora queda de parte nuestra, no olvidar nuestro pasado para construir una sociedad más justa, igualitaria y sin rasgos de discriminación.

Bibliografía:
- Domando lo Indomable: El Canal de Panamá, Jaime Troyano
- Maurer, Noel, and Yu, Carlos. The Big Ditch: How America Took, Built, Ran, and Gave Awa. Princeton, US: Princeton University Press, 2010
- The West Indian in Panama: Black Labor in Panama, 1850-1914
- Dying to be Better Themselves, Olive Senior