Desde la inauguración del Canal ampliado en 2016, existe la percepción que han aumentado los reportes de avistamientos y capturas esporádicas de peces marinos dentro del embalse Gatún. Sin embargo, la presencia de este tipo de especies no es un fenómeno reciente; más bien, este fenómeno data de más de 70 años ya, estacionalmente, se documentaba la presencia significativa en cantidad y variedad de especies marinas en el embalse Gatún.
Jurel (Caranx hippos) capturado al sur de las esclusas de Agua Clara en el embalse. Esta especie incursiona en aguas dulces de los ríos y, por ende, en el Canal de Panamá. Este registro forma parte del monitoreo biológico, el cual permite evaluar la presencia de especies marinas en cuerpos de agua dulce con influencia salina.
El primer documento científico que reseña la presencia de peces marinos en el embalse Gatún, por ejemplo: sábalo real, robalos, jurel, macabí, pargos y otros menos conocidos, data de la década de 1930 (Hildebrand, 1937 y 1939). Con el traspaso del Canal a manos panameñas y como parte de los estudios previos al Programa de Ampliación, en el 2004 y 2005 se contrató a la Universidad de Panamá para que llevara a cabo campañas de monitoreo biológico para identificar y cuantificar las especies de vida acuática presentes en el embalse; esto, con el objetivo de conocer la dinámica del ecosistema y establecer una línea base para comparar los cambios derivados de la ampliación a fin de garantizar la conservación, manejo y uso sostenible de la biodiversidad en el embalse.
Los monitoreos biológicos se han realizado desde 2004 a la fecha, lo que ha permitido contar con registros antes, durante y después de la ampliación del Canal. Los resultados indican que el embalse Gatún mantiene una comunidad acuática saludable y diversa, con una población estable de peces de agua dulce. Durante este periodo, se ha observado la incursión de especies marinas periféricas, aquellas que habitan en los márgenes de su rango geográfico habitual, como jureles, pargos, robalos, mojarras y bagres, entre otras. Estas especies tienen la capacidad de tolerar amplias variaciones en la salinidad, lo que les permite ingresar en cuerpos de agua dulce como el embalse Gatún, sin alterar su naturaleza ni sus ciclos biológicos.
Sargento (Cichla monoculus) siendo registrado durante el monitoreo. Se documenta el tamaño y características de las capturas. El Sargento es una especie introducida, pero es clave para entender las dinámicas ecológicas y su interacción con otras especies presentes en el embalse.
A lo largo del tiempo, como vemos, se ha documentado la interacción entre las especies marinas, las especies nativas de los ríos que conformaron el embalse y las especies introducidas en este ecosistema. Este proceso ha dado lugar a un equilibrio en la cadena alimentaria ictiológica, donde los peces se alimentan unos de otros en un ciclo natural: los más pequeños consumen plantas o crustáceos pequeños, mientras que los más grandes se alimentan de otros peces. Este equilibrio ha mantenido la presencia de diversas especies reportadas durante al menos los últimos 20 a 30 años, como lo demuestran los monitoreos biológicos realizados a la fecha.
El sistema de embalses del Canal, debido a su manejo particular y capacidad de intercambio hídrico, presenta variaciones estacionales propias y tiene la capacidad de recuperarse cíclicamente, aun ante condiciones atípicas. Esto ha sido especialmente evidente en los últimos cinco años, cuando ha enfrentado crisis hídricas en periodos relativamente cortos (2019-2020 y 2023-2024). Tal como lo anticiparon los estudios de calidad de agua previos a la ampliación (Deltares, 2008), existe un equilibrio dinámico en el nivel promedio de salinidad en el embalse. El valor promedio fluctúa en un rango previsible y de manera estacional, pero sin superar el límite para un lago tropical de agua dulce, que es de 0.500 psu (unidades prácticas de salinidad). Gracias a una gestión eficaz y decisiones oportunas del Canal de Panamá, este recurso ha sido utilizado con éxito manteniendo la calidad del agua para consumo humano, tránsito de barcos y preservando la integridad ecológica.
Personal del programa Monitoreo biológico del Canal de Panama desplegando las redes con las que se realizan las capturas en el embalse. Las redes son utilizadas para capturar especies representativas y evaluar la composición de la comunidad acuática.
La presencia de peces en el embalse está regulada por factores fisiológicos, ecológicos y ambientales, como la tolerancia a la salinidad, el ciclo de vida, la distribución, los hábitos alimenticios, las modificaciones de hábitats, la disponibilidad de alimento y la competencia por espacio. Por lo tanto, no es correcto considerar que estamos ante una invasión o colonización de especies marinas.
El Canal de Panamá mantiene colaboraciones de larga data en diversas áreas con universidades y centros de investigación, incluida la presencia de especies marinas en el embalse. Recientemente, especialistas del Canal han estado colaborando con investigadores de estas instituciones, intercambiando perspectivas para entender mejor la dinámica de estos cambios en el ecosistema del embalse Gatún. Este tipo de colaboraciones continuará en los próximos años, mediante un estudio y monitoreo de largo plazo, con el objetivo de identificar umbrales de cambio tolerables, e indicadores tempranos, para monitorear los mismos de manera efectiva.
Nasa o trampa tipo jaula es otro arte de pesca utilizado en los monitoreos biológicos. Este es ideal para capturar crustáceos (camarones y cangrejos), moluscos (caracoles) y peces, permitiendo un análisis integral de las especies presentes en el ecosistema.
La presencia de peces marinos en el embalse Gatún no es un fenómeno reciente, estos organismos han sido parte del ecosistema desde hace más de un siglo y su coexistencia con las especies de agua dulce ha sido objeto de monitoreo continuo. Desde la reversión del Canal, con la participación y colaboración de universidades y centros de investigación independientes, se ha recolectado información biológica que permita profundizar nuestro entendimiento sobre las dinámicas ecológicas del embalse y asegurar que los cambios en el ecosistema sean detectados y gestionados oportunamente. Este esfuerzo conjunto asegura que el embalse Gatún siga siendo un recurso fundamental y equilibrado, donde las necesidades humanas y las del resto del ecosistema se integran de manera sostenible.