Omar Jaén Suárez, doctor en geografía e historiador, ha escrito dos libros sobre los pactos que en la segunda mitad del siglo XX negociaron Panamá y Estados Unidos. El primero, “Las negociaciones sobre el Canal de Panamá, 1964-1970”, publicado en 2001, versa los proyectos de Tratados de 1967, conocidos como “Tres en Uno”, que no fueron discutidos ni aprobados en la Asamblea Nacional. El segundo, titulado “Las negociaciones de los Tratados Torrijos Carter, 1970-1977”, editado en 2005, analiza exhaustivamente cómo se gestaron los Tratados Torrijos-Carter y el difícil proceso de su aprobación por el senado de Estados Unidos y las dificultades que casi impidieron su ratificación.
Luego de otro libro acerca de los primeros 10 años de administración panameña del Canal, en 2018, este connotado investigador que recuerda a los franceses que formaron parte de un selecto grupo conocido como la Ilustración, nos ha entregado una obra titulada “El Canal de Panamá, el triunfo de la innovación constante”. Ha sido patrocinada por el Grupo Popular S.A. de República Dominicana, dueño del Popular Bank, que tiene una filial en Panamá.
El libro cuenta con 487 páginas y, como quiera que el conocimiento no es etéreo, pesa 4.5 kilogramos y es una obra de arte llena de información histórica, acompañada de amplios análisis de lo que representa el Canal de Panamá para nuestro país y para el resto del mundo. Contiene fotos actuales y mapas, y el texto está en la parte final traducido al inglés y al francés.
El libro se inicia con el interesante tema de la geografía, la razón decisiva para que el Canal se hubiese construido en Panamá. En ese capítulo aparecen hermosos grabados históricos así como fotografías de la cuenca hidrográfica y del Canal en distintas épocas. Otro segmento está dedicado a la tecnología, desde la selección de la ruta hasta las obras difíciles y en muchos casos innovadoras que se han realizado en el Canal. Si importantes son los textos, también lo son las imágenes. Tal como expresa el autor Jaén Suárez, “las herramientas tecnológicas utilizadas para cambiar la geografía y crear una vía artificial de esta dimensión, necesitan una administración que las ordene y aproveche de la mejor manera. Distinguimos tres etapas diferentes en este empeño: el Canal francés, el Canal estadounidense y el Canal panameño”.
En el tema de la geopolítica, se destaca la importancia del Canal de Panamá en las rutas de la navegación mundial. Papel importante tienen los hechos del 9 de enero de 1964 y su repercusión en las relaciones entre Estados Unidos y Panamá, las cuales condujeron a la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977. La seguridad del Canal es otro aspecto que cubre esta obra y que revistió mucha importancia cuando Estados Unidos decidió que no sería necesaria la presencia militar de ese país para ejercer su derecho a la defensa del Canal.
Jaén Suárez no descuida los perfiles económicos del Canal de Panamá, que desde los $250 mil anuales que durante más de cuatro décadas entregaba Estados Unidos a Panamá, ahora que ese Canal es panameño, le aporta al Estado más de $1.700 millones por año.
Expresa el autor que “155 rutas oceánicas y de cabotaje comunican al Canal de Panamá con 1700 puertos en 160 países”.
El libro termina con una precisa cronología de la obra más importante de nuestro país, que se inicia en 1501 y culmina en 2016, año de la construcción del tercer juego de esclusas. Esta magnífica aportación, la más completa que he leído sobre la importancia histórica, geográfica, tecnológica, económica y empresarial de la ruta intermarina istmeña, merece ocupar un lugar prominente en cualquier biblioteca pública o privada y debe ser leída y estudiada por todo aquel que desee conocer el pasado, el presente y el futuro del Canal de Panamá.
El autor es ministro para Asuntos del Canal y Presidente de la Junta Directiva.