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Diego De Obaldía, con la historia en el pecho

Por: Sibany González

Diego De Obaldía es actor, escritor y productor panameño, reconocido por su creatividad y su capacidad para integrar humor con reflexión crítica. Uno de los ejes de su trabajo es resaltar y revalorizar la historia de Panamá, acercándola al público desde perspectivas frescas. Ha protagonizado y colaborado en diversas producciones y obras musicales como Solo las estrellas bastarán, Balboa: El Musical, Billy Elliot: The Musical, entre otras.

Es creador de 1903: El Musical, una de las producciones más destacadas de los últimos años, y productor del programa humorístico Quién TV.

Primer recuerdo del Canal

Creo que algún tour escolar, no me acuerdo en qué escuela, pero sí recuerdo haber ido bien chiquito. Fue como ir a misa los domingos: vas, pero no puedes entender realmente qué estás haciendo ahí.

Ahora que entiendo la historia quisiera que cuando venga un chico o un adulto al Canal no sea solo por cumplir una misión turística, sino que de verdad sienta aprecio. Como cuando vas a la iglesia por que buscas un viaje espiritual voluntariamente.

¿Cómo y cuándo te diste cuenta de que la historia de tu familia estaba intrincada con la historia del país?

Cuando leí a Juan David Morgan, esto fue en el año 2017, reconocí la historia de mi tatarabuelo José Domingo de Obaldía Sentí otra carga más de mi apellido porque soy el bisnieto de la poetisa María Olimpia De Obaldía y descendiente de dos presidentes. Sentí que tenía que hacer algo para justificarlo y no usarlo por gusto.

A pesar de que la gente cree que soy un yeyesito, vengo de una familia clase media: parece que, si hubo plata en la época presidencial, en algún eslabón de la familia se perdió.

¿En qué momento te enamoraste de Panamá?

Soy hijo de una madre soltera que trabajó mucho por mi formación. Crecí en la calle Manuel Espinosa Batista en Bella Vista. Me encantaba vivir allí, pero tenía pocas oportunidades de ver mucho más.

Cuando mi mamá empezó a trabajar en el Hotel Miramar en el año 2000 pude admirar las vistas desde ahí. Entonces, digamos que mi amor por Panamá entró por los ojos. Tenía 11 años y desde ese momento empecé a soñar con Panamá y sus historia

Como el amor, que empieza por la vista y luego uno se enamora del interior. Es fácil enamorarse a primera vista de Panamá.

¿Qué personaje de la historia del Canal te inspira más?

Phillipe Bunau-Varilla.  Es innegable que construir el Canal era su sueño, aun así, no fue invitado a la ceremonia inaugural.

Pero estuvo en el recorrido del vapor Cristóbal, que fue el que hizo la prueba de la ruta dos semanas antes de la inauguración.

No me conmueve, pero sí empatizo. Convertirlo en un villano es simplificar la historia.

¿Cuál es tu motto?

“Sé para tu patria”, de 1903 El musical. Fue primero un slogan útil, pero luego tomó mucho sentido para mí.

Creo cada acción debemos hacerla pensando en el beneficio colectivo.

Si me muero este sería mi epitafio.

 ¿Qué rol en el escenario te ha marcado más?

Dos personajes históricos: Balboa y Bunau-Varilla.

Mientras escribía el personaje de Balboa tuve que definir si era un héroe o un villano. Además, al estar más lejos en el tiempo tuvimos que llenar los espacios con licencias creativas. Con Bunau-Varilla hubo mucha más investigación y mejores fuentes.

Ojo, mis obras no son académicas, son para apasionarse por la historia.

¿Qué libro te destruyó?

Entre el cielo y la tierra de Juan David Morgan, el primer libro que leí de él. Sentía que estaba viendo una serie de Netflix con ese feeling de abuela viendo novela.

Y los Los miserables. Víctor Hugo me sigue pareciendo forever el genio literario más grande del mundo. Tengo un solo tatuaje –24601 en el pecho- porque ese libro, sí, digamos que me desbarató.

En tu día a día, ¿qué es lo más panameño que haces?

Escuchar música panameña. Siempre tengo un playlist panameño. Pongo Tiempos y Mundo de Rubén Blades. El sonido panameño, aunque suene jactancioso, es espectacular: esa mezcla entre cuerda y cuero. Danilo Pérez, Señor Loop, entre otros.

¿Como panameño, sientes que el Canal te pertenece?

Como panameño siento que el Canal me pertenece, no solo para tomarme una foto y subir a las redes y decir mi bendición, también me pertenece en el sentido de la responsabilidad:  su defensa y de vivir su historia.

¿Cuáles son tus canciones panameñas favoritas?

“Puente del Mundo” de Rómulo Castro y Rubén Blades, es mi canción favorita.

“Lo que hay” de Señor Loop es una gran canción. Y hay una de Danilo Pérez que se llama “Canto a la Tierra”, que empieza con un poema de Ana Lucía Vlieg.

¿Por qué escogiste el camino de las artes?

Nunca fui un buen alumno, pero era lo suficientemente inteligente como para pasar con tres pelado, que es un talento.

En la escuela cuando venía un proyecto de dramatización o algo al que tuviera que ver con creatividad, ahí yo iba por el cinco, le metía mucho empeño y ese fue mi primer público.

Me metí en Comunicación Social y luego empecé a hacer YouTube para hacer tareas y así empezó Quién TV. Se viralizaron algunos videos, quedé en La Cáscara, dejé la universidad.  Una cosa llevó a la otra y seguí el camino del arte porque vi una oportunidad y la tomé al 1000 %.

Lugar favorito de Panamá

El Casco Antiguo de la ciudad de Panamá. Desde cualquier terraza ves Taboga, la ciudad moderna, los techos antiguos y el cerro Ancón.

Si tuvieras el poder de instaurar una nueva festividad panameña, ¿cuál sería?

Panamá no tiene un día del reggaetón. Creo en el reggae panameño y la influencia que ha tenido en Panamá y el mundo. Deberíamos celebrarlo en vez de alejarnos de él.

Todos reconocen a Panamá como una de las cunas del reggaetón y nosotros deberíamos apreciar un poquito más esa parte de nuestra cultura.

Mucha gente te admira, ¿a quién admiras tú?

A Reina Medaglia (QEPD), porque vi todo lo que hizo por las personas con cáncer y por ser una gran actriz y compañera de teatro.

¿Qué significa para ti la palabra patria?

La patria y yo somos como madre e hijo: vengo de ti, me criaste, me diste todo, pero llega un momento donde me toca dar lo mejor de mí. Ojalá nunca tenga que hacerlo, pero el amor a Panamá debería representar dar la vida si es necesario.

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