Carente de preocupaciones, el pequeño Miguel Ángel Borbua, juega plácidamente en un terreno que recién conoce. El pequeño no sospecha que hace meses atrás este era territorio prohibido; allí abundaban las cucarachas, los roedores y otras alimañas propias de un improvisado vertedero de basura, de los varios que existen en Chilibrillo y que la comunidad se ha propuesto erradicar. En este espacio, la basura se recogió y se dispusieron macetas de material reciclado donde crecen plantas ornamentales, e incluso algunos frutales.
Un amplio letrero deja claro que este sitio es ahora de uso recreativo y advierte de multas para quienes intenten desconocer este esfuerzo. El Consejo Consultivo de Cuenca de la región de Chilibre y Chilibrillo identificó el tratamiento inadecuado de los desechos como uno de los principales problemas que aquejan a la comunidad.
Con el respaldo del Canal de Panamá, se inició el proyecto de gestión integrada de los desechos sólidos, que propició alianzas con otros actores para atacar el problema de raíz y convertir estos depósitos de basura en jardines comunitarios.
Ignacio Ochoa, coordinador general de esta organización, comentó que ha sido una tarea ardua, porque para obtener logros permanentes fue necesario motivar cambios en la mentalidad de los lugareños para que adoptaran nuevos patrones culturales sobre los desperdicios, considerando que muchos pueden reutilizarse, reciclarse y hasta venderse.
A este esfuerzo se sumó la Junta Comunal de Chilibre en las labores de mantenimiento, el Municipio de Panamá con estaciones de reciclaje, y la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD) que se encarga de brindar el servicio de recolección de los desperdicios.
El plan de los vecinos es que se recuperen las áreas, se transformen en jardines y se desarrollen actividades para garantizar su buen uso. “En esto ha sido clave el papel que juega cada uno de los actores que se han sumado”, destacó Ochoa.
Yoira Perea, representante de Chilibre, elogió esa unión de fuerzas, ya que se trata de un corregimiento que, en su mayoría, es parte de la Cuenca Hidrográfica del Canal, un hecho, que reta a los chilibreños a ser los protectores del recurso hídrico de esta importante zona.
La sostenibilidad de la iniciativa
Eliminar los vertederos improvisados era la gran tarea, un hito que, como comentó Ochoa, implicaba un cambio de mentalidad, pero también se tuvo que crear las condiciones para convencer a cada vez más personas para sumarlas a la propuesta.
En esta zona, el Municipio de Panamá ubicó siete estaciones de reciclaje, lo que facilita que los lugareños hagan una efectiva separación de los desechos y adopten el hábito de reciclar, “porque de esta manera, disminuye de forma permanente la cantidad que desperdicios que deben ser trasladados por la AAUD”, explicó Valentín Flores, especialista del equipo socioambiental del Canal de Panamá.
Aitza Ruíz, coordinadora en el tramo bajo del río Chilibrillo, añadió que, para lograrlo, han recibido capacitaciones y facilidades para el reciclaje, lo que permitió que los participantes adquirieran los conocimientos y se convirtieran en esos aliados tan necesarios para alcanzar los objetivos.
La idea es implementada principalmente por un grupo de mujeres:
“Aquí, además de combatir la aparición de tiraderos clandestinos, se realizan labores de limpieza de ríos, se ha establecido un vivero y se ha desarrollado actividades de reforestación que buscan apoyar los esfuerzos para la protección y conservación del recurso hídrico de la cuenca”, detalló Ruíz.
Un modelo exitoso que ya se replica
Aunque al inicio mantenían pocas esperanzas de éxito -así lo reconoció la dirigente comunitaria-, con el asesoramiento del Canal de Panamá, la idea se transformó en una realidad que fortaleció al grupo, sobre todo por los logros que repercutieron en otras comunidades, cuyos líderes se acercaron para conocer de cerca el proceso y solicitar ayuda para implementarlo también.
Una mejoría notable en la calidad del agua del río Chilibrillo, en el paisajismo del área, y una disminución en los factores que puedan afectar la salud de la comunidad, lo que en conjunto se transforma en una mejor calidad de vida para los moradores del área, forman parte de los logros que exhiben con orgullo quienes impulsan el proyecto.
Han sido cuatro los terrenos recuperados y transformados en jardines ecológicos comunitarios. Para el Canal de Panamá, las comunidades de la cuenca juegan un papel importante en la conservación del agua, por lo que apoya acciones como las que hoy permiten que niños como Miguel Ángel, cuenten, con nuevos espacios donde recrearse y con un ejemplo de cómo contribuir a la protección de su entorno y de un área tan importante para el país.