Datos que fluyen
Cómo la tecnología ayuda a enfrentar la crisis del agua en el Canal de Panamá
Por décadas, el Canal de Panamá ha sido un referente mundial de eficiencia operativa, logística e innovación. Hoy, frente a la amenaza de una crisis hídrica, nos encontramos ante una inquietante pregunta: ¿cómo hacemos frente a la escasez de agua con más creatividad, agilidad y precisión?
La respuesta no está solo en las compuertas o en los embalses. Está en los datos. Y detrás de esos datos, en una red de profesionales, científicos, ingenieros y desarrolladores que están transformando la manera en que entendemos y gestionamos el recurso más vital para el Canal.
De los papeles a la nube
“Tener información precisa y disponible en el momento adecuado nos da una mayor sensación de tranquilidad y confianza”, dice Abelardo Bal, hidrólogo y colaborador del Canal desde 1996.
Antes consolidar los datos sobre el uso del agua tomaba días. Hoy, gracias a la tecnología en la nube, obtenemos resultados en cuestión de minutos.
Sistema de computación del Canal – 1987 / Abelardo Bal, Hidrólogo del Canal de Panamá, observando datos en tiempo real – 2025.
El cambio ha sido profundo. El monitoreo manual, que implicaba enviar personal en bote para tomar lecturas semanales, ha sido reemplazado por sensores automatizados que capturan en tiempo real variables como el nivel de los lagos, la salinidad y la lluvia. Estos dispositivos, apoyados en tecnologías inalámbricas como radios VHF, LoRaWAN, comunicaciones satelitales y en un futuro cercano, LTE/5G, permiten una recolección continua, más precisa y confiable.
La automatización no solo agiliza procesos, también reduce errores, elimina intermediarios y, sobre todo, habilita un análisis oportuno para tomar decisiones críticas.
Además, la disponibilidad inmediata de estos datos ha permitido disminuir riesgos operativos, ya que contar con información actualizada en cuestión de minutos puede hacer la diferencia entre una operación segura o una afectada por eventos críticos inesperados.
Del dato a la información
Como recalca Antonio Córdoba, vicepresidente de Transformación Digital, “tener datos no es lo mismo que tener información”. Ese es, quizá, uno de los mayores aportes de la tecnología a la gestión hídrica del Canal. Porque hoy no solo se mide más y mejor, también se interpreta, se analiza y se proyecta.
Gracias al trabajo del equipo cada vez más consolidado de ingenieros de datos, científicos y analistas, los datos se integran, depuran y almacenan en un corporativo (un repositorio digital en la nube que centraliza la información de diversas fuentes, para ser desplegados con herramientas como Power BI, Tableau, Excel o lenguajes como Python y R).

Allí, la ciencia de los datos entra en juego con toda su fuerza. Se construyen modelos predictivos y análisis prescriptivos que permiten anticipar eventos críticos y simular escenarios. El equipo no solo busca saber qué pasó con el agua, sino qué podría pasar y cómo actuar mejor cuando ocurra.
La capacidad de construir modelos de ciencia de datos ha permitido tomar decisiones más rápidas, informadas y precisas en situaciones donde el balance de agua es esencial no solo para el tránsito de buques, sino también para la producción de agua potable y la sostenibilidad de los ecosistemas que dependen del Canal.
Medusa: el sistema que cambió la forma de ver el agua
Uno de los proyectos más emblemáticos de esta transformación es Medusa, acrónimo de “Medición del uso del agua”. Nacido como una solución para automatizar el balance hídrico diario, el sistema representa un hito en la gestión operativa del Canal. Una pieza fundamental de este engranaje es Amelia Rodríguez, quien lidera el equipo de Ciencia de Datos.
Eso significa saber quién genera cada dato, cómo se valida, quién lo mantiene y cómo se comparte. Significa establecer estándares, capacitar ingenieros de datos, asegurar calidad y construir un sistema confiable y replicable.
Antes, consolidar esa información era responsabilidad de una sola persona, Ayax Murillo Burgos, quien pasaba la madrugada reuniendo datos dispersos para poder tener un informe listo a las 8:00 a. m. Hoy, gracias a Medusa, el reporte se genera automáticamente, incluso los fines de semana y feriados.

Desarrollado bajo la metodología ágil Scrum, Medusa fue construido por una célula ágil multidisciplinaria integrada por personal de Ambiente, Hidrología y Tecnología. Liderados por un Scrum Master, y con Ayax como product owner (responsable del producto) , se reunían cada día, revisaban avances, validaban datos y construían la solución paso a paso. El resultado: confianza, eficiencia y una nueva manera de trabajar que ya no depende de una sola persona ni de hojas de Excel.
El proceso de construcción de confianza en Medusa fue esencial. En sus inicios, los usuarios verificaban manualmente cada dato reportado por el sistema frente a sus propios registros. Solo una vez comprobada la confiabilidad de los datos, Medusa alcanzó un nivel de madurez donde se redujeron los errores a un margen aceptable para el uso operativo diario.
Medusa no solo entrega datos, también alimenta el corporativo, habilitando análisis más amplios por parte de otras áreas como operaciones o gestión ambiental. Su impacto ha sido tan claro que ha servido de modelo para la creación de nuevas células y soluciones similares.
Gráficos de nivel del embalse Gatún para el cargo de agua dulce, radar meteorológico y precipitaciones.
De proyectos a ecosistemas
El éxito de Medusa dio paso a una nueva forma de organizar el trabajo. Las células ágiles hoy ya no son una excepción, sino parte de una estrategia de escalamiento que se está aplicando en proyectos como Revenue Management (Gestión de Ingresos) , Centro de Información y Control Operativo (CICO), Buque-Movimiento-Pago (BUMPA), Valor de la Ruta, entre otros.
En este último caso, se trata de un modelo analítico que calcula cuánto vale para un buque transitar por el Canal frente a rutas alternas. Usado para ajustar estrategias de peajes, el proyecto también fue desarrollado con una célula ágil y fue el primero en utilizar el . Actualmente, ya se han modelado segmentos como GLP (Gas Licuado de Petróleo), GNL (Gas Natural Licuado), portacontenedores y graneleros.
Este ecosistema de células se apoya en nuevos perfiles de Scrum Masters, Agile Coaches, ingenieros de datos, desarrolladores, analistas, expertos funcionales, diseñadores UX, arquitectos empresariales … Todos trabajan bajo un enfoque colaborativo, con entregas incrementales, priorizando soluciones funcionales y alineados con la estrategia de transformación digital del Canal.
Tecnología para la crisis

Frente al agravamiento de la crisis hídrica, la respuesta desde tecnología se enfocó en dos frentes urgentes:
Más y mejores sensores: para capturar en tiempo real información vital sobre cuencas, lagos y precipitaciones. Utilizando sensores de ultrasonido o radar que permiten obtener datos precisos, sensores de conductividad eléctrica que determinan el grado de salinidad del agua y sensores meteorológicos distribuidos a lo largo de la Cuenca Hidrográfica del Canal para medir la cantidad de lluvia en tiempo real.
Análisis rápidos y accesibles: para generar reportes útiles que apoyen decisiones operativas, informen al público y anticipen escenarios críticos.
Con esto nos permitimos realizar un análisis predictivo, usando algoritmos para procesar los datos históricos y actuales con el fin de prever condiciones futuras. Por ejemplo, prever si habrá escasez de agua en las próximas semanas o meses.
Una vez que los eventos futuros han sido anticipados, los modelos prescriptivos sugieren las mejores acciones a tomar. Por ejemplo, si los modelos predictivos indican una caída significativa en los niveles de agua, pueden recomendar la aplicación de las medidas de ahorro de agua.
Sin embargo, uno de los retos identificados para el futuro es mejorar aún más la calidad y cantidad de datos disponibles sobre variables como lluvia, Actualmente, más de la mitad de la población del país se abastece del agua de los embalses del Canal. La mejora en estas áreas será clave para fortalecer la precisión de los modelos y la capacidad de respuesta ante nuevas situaciones críticas.
La tecnología es hoy una herramienta clave para la sostenibilidad operativa del Canal. Ya no se trata de solo operar mejor; se trata de responder más rápido, compartir información con las partes interesadas, anticipar los resultados de cada escenario y actuar con más certeza.
La cultura también se transforma
Nada de esto funciona si la organización no cambia. La tecnología, por sí sola, no transforma. Lo que realmente cambia es la mentalidad.
“Ya no es pedir un sistema y esperar meses para que lo entreguen. Es trabajar juntos, validar y construir en tiempo real lo que necesitamos”, explica Córdoba. La transformación digital incluye tres pilares: personas, procesos y tecnología; y todo comienza con un cambio cultural para dejar atrás el papel, abandonar los silos, colaborar más, probar más, fallar rápido y ajustar mejor. Así como contar con capacidades digitales que permitan hacer uso de ellas para optimizar procesos, que generan información.
Ese enfoque se promueve desde todas las direcciones, desde los equipos técnicos hasta las vicepresidencias, pasando por recursos humanos, comunicaciones, procesos y estrategia. Todos sumando, todos alineados.
También, es esencial reconocer el aporte de las mujeres, implementar medidas de equidad y fomentar habilidades en ciencia y tecnología desde edades tempranas.
Las mujeres han demostrado su capacidad para liderar y transformar el sector, no solo en el último tiempo, sino que desde sus inicios. “Creo que debemos trabajar en acciones que van desde el establecimiento de medidas de equidad en la contratación de profesionales, adecuaciones que apunten a la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, así como fomenten las vocerías y representaciones de mujeres, trabajar con niñas y jóvenes que promueva el desarrollo de habilidades en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática” comenta Amelia.

¿Y ahora qué?
Los datos no dejarán de crecer y las crisis seguirán desafiando nuestra capacidad de respuesta. Lo importante es que el Canal está avanzando en una transformación real, en la que la ingeniería de datos y la ciencia de datos trabajan de la mano, con metodologías ágiles que permiten cumplir con los compromisos de la organización y marcar la diferencia.
Gracias a la incorporación de nuevas tecnologías para capturar y registrar datos, los equipos del Canal cuentan con más tiempo y herramientas para procesarlos, validarlos y convertirlos en información útil y conocimiento. Esto permite tomar decisiones más precisas y oportunas, fundamentales para gestionar de forma eficiente, segura y sostenible el recurso natural que hace posible la operación del Canal.
Como dijo uno de los protagonistas de esta historia, “antes, la duda era: ¿dónde están los datos? Hoy, la pregunta es ¿cómo los usamos mejor?”.
Y en eso, el Canal no solo está preparado. Está liderando.