El próximo año se cumplirán 200 años de la independencia de Panamá de España. El Bicentenario de la República emerge como una efeméride importante, no solo para Panamá, sino para el resto del mundo. Panamá deja de ser una colonia para constituirse en una nación independiente y se imagina, desde el pensamiento global moderno, como el lugar donde existiría el paso de agua para la comunicación entre los mares.
El Faro dedicará durante todo el año 2021, un espacio para explorar esta fecha y exponer a los lectores el pensamiento en torno a la acometida de concretar un canal interoceánico.
La agenda de estos temas la abre el doctor Omar Jaén Suárez, connotado intelectual panameño, miembro de la Comisión Nacional del Bicentenario para poner en contexto la fecha.
Háblenos de la independencia y el Canal.
La relación entre la independencia y la ruta es clave. A partir de 1785 comenzó Francisco de Miranda a proponer ante las cortes europeas, desde la emperatriz Catalina de Rusia hasta el gabinete inglés, el proyecto de un canal por Panamá.
Bolívar, en su carta de Jamaica de 1815, destaca el valor del istmo para el comercio y el transporte internacional. Bolívar permitió al inglés Augusto Lloyd y al sueco Mauricio Falmarc realizar una investigación entre 1827 y 1829, en territorio panameño, cuyos resultados se publicaron en Londres en 1831. Son los primeros de numerosos estudios y acciones sobre este asunto.
Coinciden los esfuerzos foráneos en la construcción de la ruta interoceánica, con la preocupación de la élite ilustrada de Panamá, representada por Mariano Arosemena y recogida luego, por la Sociedad de los Amigos del País, que se funda en 1834. Durante el siglo XIX y de nuestra unión con Colombia, hubo repetidos proyectos del canal por Panamá.
Primero, mediante estudios autorizados a expertos extranjeros. Figuran entre esos, ingleses, estadounidenses y franceses. Los últimos estudios liderados por Lucien Napoleón Bonaparte Wyse y Armand Réclus, que fueron presentados ante el Congreso de Geografía de París de 1879, cuando se decidió construir el Canal de Panamá.
Finalmente, el Estado colombiano autorizó a De Lesseps la construcción del Canal, cuyas obras comenzaron en 1881, hasta su fracaso en 1889 y la continuación de trabajos menores hasta 1903.
Todo lo anterior hace más visible la dimensión geopolítica ya universal de la época, que concluye con la terminación del Canal por parte de Estados Unidos.
¿Cuál es la importancia de la celebración del Bicentenario de la República?
En 1821, hace 200 años, sucedió un evento trascendental, irrepetible para Panamá. Pasamos del absolutismo monárquico al régimen republicano. Transitamos de una sociedad de castas legalizadas con plena esclavitud, a una de ciudadanos libres.
Inauguramos el 28 de noviembre de 1821, el inicio del fin del régimen ancilar que terminó el 1 de enero de 1852. La independencia ocurre cuando España se encontraba en el trienio liberal, con un rey sometido a la Constitución
de Cádiz. Las elites hispanoamericanas más conservadoras se independizan bajo un régimen liberal. Panamá, mientras el resto de la región se convulsiona por guerras de liberación colonial, fue uno de los últimos países que declaró su independencia y de los que más fidelidad a la Corona demostró hasta el final.
Desde 1808, cuando se produce la invasión napoleónica a España y sus dos reyes, Carlos IV y Fernando VII, padre e hijo, abdican en favor del hermano de Napoleón Bonaparte, José I, estalla la lucha en Hispanoamérica.
El 15 de julio de 1821 se firmó el acta de independencia de Perú, luego Centroamérica declaró su independencia, el 15 de septiembre y México el 27 del mismo mes. También rubricó esa acta el hijo de un panameño, Isidro Ignacio de Icaza Iraeta. En Panamá lo hizo, el 28 de noviembre, su primo hermano, el doctor Carlos de Icaza Arosemena.
El 1 de diciembre de 1821, Santo Domingo se independizó de España y fue libre solo unos meses, porque Haití lo invadió y ocupó hasta 1844.
El 2 de octubre de 1820 se declaró la Provincia Libre de Guayaquil, cuyo presidente José Joaquín de Olmedo era casado con Rosa de Icaza Silva, prima hermana de los dos mencionados antes. Esto fue la antesala de la batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822, que signó la independencia de Quito y así, de todo el Ecuador.
La última resistencia realista fue destruida en la batalla de Ayacucho de 1824, en la que se lucieron centenares de soldados y oficiales panameños, entre ellos Tomás Herrera y José Antonio Miró. Esta batalla marcó el retiro definitivo de España de esta parte del mundo.
¿Desde la dimensión geopolítica, por qué es importante el istmo de Panamá?
Los panameños decidieron, en su misma acta de independencia de España, unirse a la República de Colombia fundada en el Congreso de Angostura, en 1819, bajo la dirección de Simón Bolívar, proyecto que duró hasta 1831.
El escenario era complejo: Colombia era un ente político, geográfico y humano mucho mayor, de 2.5 millones de kilómetros cuadrados y la misma cantidad de habitantes, que hoy constituyen Colombia, Ecuador, Venezuela y Panamá. El desafío de administrar este vasto y complejo territorio era terrible.
Panamá, con 100 mil habitantes y cerca de 85 mil kilómetros cuadrados, era la más pequeña (apenas 4 %) y buscaba protección frente a las apetencias colonialistas de España y otras potencias europeas, de un istmo con una posición geográfica estratégica excepcional.
Sobre la construcción del ferrocarril transístmico, terminado en 1855, Jaén Suárez dice: “la geopolítica regional con la potencia emergente americana y su presencia en Panamá desde el tratado Mallarino-Bidlack de 1846, hace más visible la dimensión geopolítica ya universal de la época, que terminó por manifestarse en la terminación del Canal por los Estados Unidos”.
¿Por qué es importante la historia y el papel del historiador en el Bicentenario?
El historiador panameño debe convertirse en referente obligado y respetado sobre nuestra valoración del pasado. Mientras Venezuela, Ecuador y los estados centroamericanos celebran su fecha nacional el día de su independencia de España, en 1821 y no de su separación de la República de Colombia o de la República Federal de Centroamérica, Panamá lo hace cuando se separa de Colombia en 1903.
Se hace necesario profundizar en la historia del siglo XIX para corregir enfoques y justificaciones erróneas. Nuestros historiadores de la primera mitad del siglo XX eran, sobre todo, oficialistas y seguían las directrices de la oligarquía urbana. Este sector social muy minoritario (el municipio de Panamá sólo representaba 8 % de la población nacional), que, con el respaldo de Estados Unidos, triunfó y cosechó localmente los mejores frutos de la separación de Colombia.
Se inventó así un mito antihistórico que prevalece: Panamá era un país joven e inexperto, infantil, esto para justificar todos los errores y crímenes de los políticos locales de su época.
Esa historia anacrónica soslayó mucho la riqueza de la participación política y parlamentaria de los istmeños, el periodismo militante, los esfuerzos meritorios, las elecciones frecuentes y destacó las asonadas y revoluciones internas, la inestabilidad política y los gobernantes civiles y militares. Inventó sentimientos independentistas generalizados, cuando solo fueron autonomistas y castigaba penalmente a los que manifestaran lo contrario a las tesis oficiales.
El año1821, tiene un componente nacional indiscutible y surgió desde las entrañas del país rural muy mayoritario. El 10 de noviembre de 1821 se levantaron los santeños con su primer grito. Siguió Natá, el 15 de noviembre, apoyado por Parita, Penonomé y Santiago, el 1 de diciembre.
La élite urbana capitalina declaró el 28 de noviembre nuestra independencia de un verdadero poder colonial. Discutió a quién unirnos, al Perú o a Colombia o si debíamos buscar la protección de las potencias europeas para constituirse en un estado hanseático. La razón y la geografía impusieron la unión a la llamada Gran Colombia de Bolívar.