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Retazos de la vida

Retazos de la vida Una exposición de arte hecho con retazos revela una conexión familiar entre Panamá, Jamaica y Estados Unidos.

“Mi bisabuelo vino a Panamá en los años 20 para trabajos de construcción que todavía estaban pendientes después de la inauguración. Solo sé eso de él”, cuenta Krystle Lemonias, artista jamaicana que estuvo en Panamá en una residencia artística con Casa Santa Ana.

La novel casa de arte Casa Santa Ana invitó a Lemonias a una residencia artística en los meses de julio y agosto del presente año para explorar su vínculo con el Canal de Panamá.

Hacemos cinco residencias al año con el fin de brindar un espacio para que se enfoquen en su práctica y que hagan talleres y conversatorios”, explicó a El Faro Carolina Hausmann, su directora.

Casa Santa Ana es una organización sin fines de lucro que conecta a las personas a través del arte contemporáneo con la intención de que el arte sea accesible, relevante en la vida de todas las personas. “Hacemos exposiciones, publicaciones, talleres, programas de residencias y estamos haciendo una biblioteca infantil que se llamará La Leonera en Avenida B”, añadió Hausmann.

Retazos de Jamaica y Panamá

Krystle es una artista visual interdisciplinar, activista laboral y educadora artística que descubrió su sensibilidad por el arte desde muy pequeña. Aprendió a coser retazos y luego a dibujar. “Mi tío Michael Thompson, un diseñador gráfico empírico, me inspiró a seguir el camino del arte y ayudó a mis padres a tener el coraje de apoyarme en esta decisión de vida”, rememora Lemonias. “Pensaba en el viaje de mi bisabuelo a Panamá de forma muy parecida a mi viaje a EE. UU“, narra Lemonias. Una búsqueda de oportunidades y una mejor perspectiva de vida se vuelve el nexo entre dos parientes que nunca se conocieron en vida: bisabuelo y bisnieta.

Albert Lemonias nació en esclavitud a finales del siglo XIX y se enlistó en la I Guerra Mundial para escapar de esta realidad. Al volver pudo ser dueño de sus propias tierras, pero no tenía recursos para construir en ella. Panamá entonces fue la solución. “Mi padre me contó que cuando Alberto volvió a Jamaica, se vestía diferente. Muy formal con el atuendo de moda en Panamá en la época, el estilo zoot”.

Momentos de insight

En las seis semanas que estuvo en Panamá, Lemonias pudo experimentar la ciudad. Investigaba en el Museo del Canal y se le nombró una asistente de la escuela de Moda de la Universidad de Panamá. “No sabía cuánto poder tenía EE. UU. en la zona del Canal. Esta historia, y lo que pasó en Panamá, no se enseña realmente o se destaca en los EE. UU. Estudié una maestría en historia y esto no figuraba”, comenta la artista sobre sus descubrimientos en la investigación. “Me sorprendió mucho la cantidad de fondos y de voluntad que se invirtieron en Panamá, pero también la cantidad de ventaja que Estados Unidos sacó de Panamá durante ese tiempo”, añadió.

En su búsqueda usó como referencia el libro “Dying to better themselves” de Olive Senior. Alí vio algunas coincidencias entre Jamaica y Panamá en cuanto a la esperanza puesta de los juegos de azar. Por esa razón incorpora un billete de lotería en sus piezas.

Para comunicar su visión, ella utiliza materiales encontrados, tejidos e iconografía. Considera su obra una herramienta para fomentar la identidad cultural de los inmigrantes negros y su conexión con la diáspora.

Mi intención fue usar imágenes que fuesen familiares para la población panameña. Estudié las imágenes del Museo del Canal y el Archivo Nacional de Jamaica, y con esas imágenes crear un ensayo”, explica Lemonias de su trabajo. “Así que pienso en el uso del paisaje y las estrategias estructurales como una forma de mostrar el espacio utilizando lo mismo que en un cuadro, pero con tela. Así que pienso en cómo traducir el cielo. ¿Cómo puedo traducir el follaje? ¿Cómo puedo traducir todas estas partes del plano del espacio y luego incorporar el grabado?”, se pregunta a sí misma.

Concluye con una reflexión que une ese pasado grandioso pero distante, con la realidad de jamaicanos y panameños hoy. “Para mí, lo más importante son las vidas que se han perdido y las que han continuado. Ver que quienes se entregaron a la apuesta por una mejor vida para ellos y sus familias, y que siguen aquí”, expresó.

Las piezas resultantes se exhiben hasta el 6 de octubre en Casa Santa Ana.

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