El taller de Mecánica y Trazado de la división Industrial del Canal de Panamá tiene máquinas únicas en el mundo por su especialidad y tamaño. Los tornos son diseños especiales para el Canal, y estos fabrican piezas con formas únicas. En este taller se logran precisiones de milésimas. En esta pequeña sección de la división Industrial, se aprecian los cambios permanentes que impuso la Covid-19 en los servicios de soporte de la operación. Dentro de la gran galera de luz natural que alberga algunos de los talleres, corren ráfagas de brisa marina. Emerson Bermúdez es el gerente encargado de la sección de Mantenimiento de Equipos Flotantes e Industriales.
“Aquí mantenemos en óptimo funcionamiento los equipos flotantes que se usan en las operaciones de tránsito del Canal, así como los equipos de dragado que proporcionan mantenimiento al cauce. Reparamos las compuertas y componentes de las esclusas Panamax, además de los componentes de las potabilizadoras, hidroeléctricas, termoeléctricas y plantas de refrigeración”, detalla Bermúdez.
“La Industrial”, como se le conoce, tiene 15 talleres de casi todas las artesanías manuales. Cuenta con facilidades de dique seco, sincroelevador, muelles y talleres industriales.
“La Industrial es como el cuarto de urgencias del Canal de Panamá. Siempre buscamos la solución oportuna. Cuando un equipo sale de aquí, garantizamos que funciona bien”, define Amanda Spence, mecánica tornera de este taller.
Cambio permanente
“El reto principal fue trabajar con colaboradores que asistían de forma voluntaria y que seguían todas las medidas de bioseguridad, aun cuando no se sabía mucho del virus”, rememora su gerente.
Una de las primeras acciones de la Industrial fue colaborar con el Idaan para reparar y mantener las bombas de agua de la potabilizadora Federico Guardia Conte, en momentos donde el lavado de manos cobraba más relevancia que nunca.
“Hasta ahora hemos rehabilitado cinco bombas de succión, así como provisto de el apoyo de buzos en labores especializadas dentro de la planta de Chilibre”, relata Bermúdez.
En este proceso brilla la creatividad de la fuerza laboral canalera. Por ejemplo, las bombas de agua potable traían aros de caucho para amortiguar las juntas de metal, pero en el taller ponderaron que el poliuretano de alta densidad de las defensas de las esclusas neopanamax podía dar un mejor rendimiento. Este es un material de muy alta calidad que queda de residuo cuando se retiran las defensas de los muros de las nuevas esclusas que ya han cumplido su uso.
“Nosotros, los eléctricos, también hacemos muchas adaptaciones con ese material”, añade Spence, señalando el material amarillo reutilizado.
Esta creatividad e inventiva de los artesanos canaleros es legendaria. En muchas ocasiones, cuando no se puede conseguir una pieza, “nos concentramos, nos sentamos y vemos cómo resolveremos”, dice con una sonrisa orgullosa Spence.
Máquinas constantes
Sentado en su mesa con la mirada fija en una pieza de acero, José Luis Martínez se prepara para iniciar un proyecto nuevo. “Estoy tomando las medidas para desarrollar una idea de los compañeros para modificar el escape de los remolcadores”, señala en un plano.
Los remolcadores del Canal de Panamá son máquinas muy poderosas que realizan un trabajo esencial en la operación, por su gran maniobrabilidad y potencia. Son las que halan y guían a los buques que atraviesan la vía interoceánica. Estas embarcaciones reciben mantenimientos programados.
“Aquí ofrecemos servicios de carenado (rehabilitación de casco), reacondicionamiento de máquinas principales y mantenimiento rutinario a todos los remolcadores”, destaca Bermúdez.
106 años y más
Las locomotoras del Canal de Panamá han presenciado todo: guerra, paz, varias epidemias y 21 años de administración panameña soberana. Desde la primera generación producida por la General Electric hasta las actuales hechas por Mitsubishi, estas fuertes máquinas son testigos de los vaivenes de la industria marítima y los cambios tecnológicos del nuevo siglo.
En el taller de Mecánica de Precisión se reparan los ejes de tracción de las locomotoras utilizadas en el Canal original.
“Les damos mantenimiento preventivo y correctivo. Nos las mandan ya desarmadas desde Pedro Miguel y hacemos cambio de bushings (bujes), espaciadores gastados, engranajes, también las ruedas”, explica Efraín Rivera, egresado del Colegio Artes y Oficios.
“Lo peor de la Covid-19 fue que cuando enfermé, toda mi familia se infectó. Mi hijo me dijo que llegó a asustarse por mí”, narra Rivera, acerca de su experiencia con el virus.
“Al volver, me revisó el médico de la oficina y me dijo que estaba bien; eso me dio tranquilidad”, rememora. Bermúdez resume las lecciones de este periodo así: “Perder a un colega es como perder a un hermano. Por eso, la pandemia nos ha enseñado a cuidarnos y a cuidar a nuestros compañeros. Somos una familia, ya que muchos tenemos toda una vida trabajando juntos”.
De igual forma, José Luis Martínez, añade que lo más difícil de este periodo fue perder compañeros de trabajo por la Covid-19. “Algunos entraron conmigo (a trabajar), fue muy duro”, dice con la voz entrecortada. En esta pequeña parte de la Industrial se viven los cambios que la pandemia ha impuesto a todo el planeta, pero la actitud es la primera defensa. “Volver fue un reto, pero nosotros estamos acostumbrados a los retos. Y también estamos acostumbrados a los cambios”, dice con serenidad Rivera.
Los Talleres de “La Industrial”
- Armado de Buques
- Soldadura
- Montadores de Tuberías
- Hojalatería5
- Electricidad
- Carpintería
- Taller de Mecánica de Precisión
- Taller de Mecánica Naval
- Taller de Motores Diesel
- Pintura y recubrimientos
- Industriales
- Aparejos y Grúas
- Compuertas y Vertederos
- Escuela de Buzos
- Taller de Lanchas Atlántico
- Taller de Lanchas Pacífico