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Natá, más de 500 años de historia

Panamá ocupa un espacio destacado en la historia urbana americana. Nuestra región fue el primer territorio en tierra firme en albergar las primeras ciudades coloniales en el continente americano. Portobelo, Nombre de Dios, Belén, Santa María La Antigua, Panamá y Natá, son ejemplos de estas ciudades fundadas en el continente americano. Natá destaca con una historia aún por escribir, y cuyo medio milenio, celebra el próximo año.

El inicio

Es la segunda ciudad fundada en el Pacífico americano. Un 20 de mayo de 1522, Pedrarias Dávila funda Natá para enlazar la avanzada hacia Centroamérica, servir de granero a las ciudades terminales del Istmo y ser punta de lanza hacia la conquista de Veraguas.

La Basílica Menor

La iglesia es el legado hispánico monumental de Natá. La iglesia de Nata fue consagrada al Apóstol Santiago y tiene el mérito de ser la iglesia más antigua de América, aún en uso. El edificio de la iglesia fue declarado Monumento Histórico Nacional, mediante la Ley 68 de 1941. Hoy es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad junto con la capilla de San Juan de Dios. Los dos edificios y el trazado urbano es lo que perdura como parte de la herencia hispana; sin embargo, Natá es más que una iglesia.

Iglesia de Natá de los Caballeros

Urbanismo americano

Investigadores del hecho urbano, identifican a Panamá la Vieja (1519) y a Natá (1522), como los dos principales asentamientos fundados por Pedrarias en el Istmo. Eduardo Tejeira Davis nos dice que el estudio de ambas ciudades pueden “contribuir significativamente a elucidar el proceso evolutivo del urbanismo hispanoamericano durante su primeros años críticos”. El autor afirma que Natá, antes que ciudades como Bogotá y Lima, “ensayó una revolucionaria traza en retícula con manzanas de gran tamaño”. Natá es importante como antecedente de la empresa urbanizadora en América Hispana, siendo la traza y el tamaño de las manzanas, unos de los más relevantes (Tejeira,1996).

En el contexto de poder

A partir de su fundación se convierte en punto estratégico para la conquista de la región del Pacífico panameño. Fue granero para la colonia y al momento del contacto, tenía una gran población indígena con capacidad de mantener y sostener su seguridad alimentaria y política. En el período de independencia de España, personas como Francisco Gómez Miró, cataliza el grito de independencia en Azuero, motivando como reguero de pólvora, el movimiento hacia la capital. Luis Carlos Chanis, natariego de este momento, nos dice que “la celebración de los 500 años de Natá ofrece la oportunidad de resaltar todo el pasado histórico y cultural de la ciudad. La comunidad está trabajando para el rescate de todo el acervo cultural material e inmaterial para esta celebración”.

¿Qué le sucedió a la Natá de Pedrarias?

Luego de nueve años fue destruida por los indígenas en 1531. Posteriormente reconstruida por iniciativa del obispo de Panamá en 1532. La población autóctona declinó rápidamente y la mayor parte de ella emigra hacia Azuero y Veraguas. Los que escogieron el primero, fundaron La Villa de Los Santos, mientras que otros decidieron ir a la conquista de Veraguas.

Pedrarias Dávila – fuente: geni.com

Natá retuvo la jerarquía de ciudad durante todo el periodo colonial pero su base económica siempre fue endeble y, con el tiempo, la cercana Penonomé la remplaza como el principal centro urbano.

¿Existió Natá hace más de 500 años?

El sitio de Natá tenía gran poblamiento indígena antes de la fundación del sitio hispánico. Gaspar de Espinoza, conquistador y cronista, quedó impresionado por la cantidad de viviendas, de población y alimentos que había en estos territorios: “Lo que había visto en esta zona, no lo había encontrado en ninguna parte del Nuevo Mundo”.

Gonzalo de Badajoz la describe para 1515, como un asentamiento donde “eran tantos los bohíos que creo que no hubo nadie que no se espantase y tuviese temor de ver tan gran población”. Oviedo, otro cronista, hizo un bosquejo incluido en su famosa Historia General y Natural de las Indias, que muestra casas redondas con altos techos cónicos. (Tejeira, 1996).

Carlos Fitzgerald, arqueólogo panameño, dice que para entender la historia profunda de Natá, es preciso recordar que los primeros habitantes del istmo de Panamá llegaron como migrantes hace 14,000 años. Los procesos de ocupación humana se dan de forma continua hasta la llegada de los conquistadores. Desde el primer milenio a. C. había aldeas agrícolas, se utilizaba cerámica y se trabajaba el oro en una tradición que se destaca por su sofisticada destreza, cultura material que se evidencia en fastuosos enterramientos en sitios como El Caño y Sitio Conte. Nata surge después del 1,000 d. C.

La celebración de los 500 años

Existe entre la comunidad natariega expectación por la celebración de los 500 años. Maida Martínez, presidenta del Capítulo de Panamá del Comité de Celebración, enfatiza que la efeméride debe recordar el Natá indígena, aspecto poco conocido de la historia. La empresa evangelizadora tiene peso, sin embargo, Natá necesita empoderarse de su desarrollo y de la historia indígena. “Ya estamos por inaugurar el Museo en la Capilla de San Juan de Dios en Natá. En el próximo noviembre tenemos previsto la apertura del mismo”, indica Maida Martínez. Existen grandes expectativas de apoyo financiero e institucional por parte del Ejecutivo y MiCultura. Esto es necesario para para tener una exposición amplia y permanente”, termina diciendo.

Parque Natá de los Caballeros – fuente wikipedia.com

Natá hoy

El medio siglo de fundación del Natá hispánico, es una puerta abierta para reconocer el gran legado ancestral de sus primeros habitantes. Esta fecha es una oportunidad para conocer y valorar el rico patrimonio de Natá. Este conocimiento prehispánico es un tema que amerita comentarios más extensos, no sin mencionar la necesidad del desarrollo de investigación científica y arqueológica que aporte información para entender esta dimensión, y que se extiende más allá de sus límites, para comprender la Natá y los extraordinarios eventos que tienen que ver con nuestra historia local y universal.

 

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