Han transcurrido 31 años desde el anterior reacondicionamiento de las compuertas 13 y 14, del nivel medio, y 18 años en las 25 y 26, del nivel medio, en el carril este de las esclusas de Gatún. En el mes de julio de 2021, se ha vuelto a secar la cámara para que cerca de 400 trabajadores canaleros se apresten a dar ese mantenimiento mayor.
Los canaleros de las Divisiones de Esclusas, Ingeniería, Dragado, Astilleros Industriales y de Mantenimiento, cubren dos turnos de 12 horas, diurno y nocturno, para cumplir con el cronograma fijado para la ejecución del proyecto, aun con sol o lluvia. Su planificación se hizo con años de anticipación, explica a El Faro, Wilfredo Yau, ingeniero de Reacondicionamiento de la División de Esclusas, y como tal, líder del equipo.
Los trabajos consisten en preparar la estructura de anclaje de las compuertas removidas para su reinstalación, alineamiento de los platos de pared, vaciado de los concretos en las batientes, e instalación de las rótulas y anclajes superior de las compuerta en el muro, que involucran obras civiles, mecánica y de agrimensura.
Todos los reacondicionamientos de las vías se hacen durante la temporada que llamamos “baja”, entre junio y septiembre, que es cuando baja la cantidad de buques en tránsito. Esta planificación se hace con años de anticipación. Por ejemplo, tenemos un Plan Maestro que abarca hasta el 2026, y todos los años lo actualizamos dependiendo de las condiciones de las compuertas en su periodo regular de mantenimiento.
Los clientes siempre saben
Algo que también se toma muy en serio en el Canal de Panamá es su relación con los clientes, y la política es mantenerlos informados a tiempo sobre cualquier circunstancia que implique la prestación del servicio continuo, seguro y eficiente.
Por ello, las navieras son notificadas con suficiente anticipación de los trabajos de reacondicionamiento de las compuertas para que tomen sus previsiones.
“Siempre se hace una notificación a nuestros clientes de los trabajos que se van a hacer. Ahora mismo, el último anuncio que se hizo a nuestros clientes, abarca los proyectos que van hasta diciembre de este año; o sea, ya ellos saben lo que viene y las condiciones de reservas que se pueden hacer para este periodo”, apunta Yau.
“Los trabajos iniciaron la noche del 4 de julio, y deben concluir a mediados del mes”, nos dice, mientras advertimos el tránsito por el carril oeste del tanquero de gas licuado de petróleo (LPG) Vega Sun, de bandera liberiana, rumbo al Atlántico.
“Estos trabajos representan nuestro compromiso de mantener esta vía funcionando. Este es un Canal que tiene más de 100 años, y estas esclusas panamax requieren de mantenimiento. Nosotros nos sentimos comprometidos con eso, sin importar el clima de lluvia o sol, o bien las condiciones de pandemia”, subraya Yau.
A pesar de todas estas condiciones y circunstancias, dice, los trabajadores canaleros están motivados y dispuestos a acometer la obra, pues “siempre me están preguntando cuándo es el próximo proyecto”.
Trabajos menores
Como quiera que este reacondicionamiento se ejecuta cada 20 y 30 años, se aprovecha la coyuntura para obras menores dentro de la cámara, como la reparación de pisos, limpieza de todos los conductos de vaciado de la alcantarilla central, pintura y recubrimiento de los componentes sumergidos, e inspecciones de ingeniería para la planificación de trabajos a futuro.
“Se trata de todos los trabajos de alcantarillas, como el mejoramiento de los componentes de los equipos de alcantarilla, válvulas, el concreto y pisos, y así tener la menor turbulencia del agua que recorre por estas alcantarillas”, señala Gerardo Godoy, gerente encargado de esclusas del Atlántico.
Las obras transcurren bajo el escrutinio de los especialistas del Programa de Salud y Seguridad Ocupacional. Entre los cuatro especialistas divisamos a la más joven del grupo: Danellys Amira Diez, con apenas dos años en la fuerza laboral del Canal.
Explica que ellos cumplen los dos turnos de 12 horas, tanto de día como de noche, en los que vigilan las condiciones de trabajo y para que se cumplan los protocolos y normas de protección y de higiene industrial, tales como el uso de equipo y vestimenta de seguridad, protección auditiva, de comunicación, y por supuesto, las de bioseguridad por la COVID-19.
Para Diez, vivir esta experiencia en la cámara seca es una experiencia única y motivo de orgullo. “Siento mucha responsabilidad. Estoy sumamente orgullosa porque siento que estoy haciendo historia. Es una alegría de corazón estar aquí y formar parte de esto, pues es la primera vez que veo un overhaul de cerca. Es toda una experiencia”, señala al tiempo que transmite una energía positiva.
Su asombro es comprensible. Nuestra primera experiencia en la cobertura periodística de trabajos en cámara seca fue a mediados de la década de 1980, en las esclusas de Miraflores, la cual repetimos casi 30 años después, en el mismo lugar. El impacto fue el mismo, con la diferencia de que ya era un orgulloso canalero.