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La criticidad del Desarrollo Sostenible

Desarrollo Sostenible en el Canal de Panamá

La fragilidad del mundo se ha visto reflejada en los últimos tiempos: patrones climáticos con variación e intensidad mucho más agudos, sobrepoblación en regiones metropolitanas versus las urbes periféricas, agotamiento de los recursos necesarios para el consumo humano (como el agua, por mencionar un ejemplo), distribución inequitativa de las riquezas, y por último, pero no menos importante, vulnerabilidad del ser humano ante los cambios antes mencionados con su consecuente respuesta y resiliencia.

Sin embargo, la situación no se ha recibido con sorpresa, ya que desde hace décadas existen iniciativas, cada vez más concretas y de distintos frentes, para lograr un balance en el planeta. Hasta el momento, la punta de lanza para este propósito es la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, dirigida a, en palabras textuales, “intensificar los esfuerzos para poner fin a la pobreza en todas sus formas, reducir la desigualdad y luchar contra el cambio climático, garantizando, al mismo tiempo, que nadie se quede atrás”.

Las implicaciones de esta iniciativa recaen directamente sobre sus principales actores: gobernantes, líderes mundiales, organizaciones públicas y privadas, y los ciudadanos en general. En esta dirección, Yessica Young, gerente de Ambiente y Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),  explicó que la diferencia de la Agenda 2030 con otros programas es la unión de distintas perspectivas decantadas en un acuerdo mundial, que cubren las distintas necesidades del ser humano y de las futuras generaciones.

Así, entendemos que el desarrollo sostenible es hacer uso racional de los recursos que nos brinda el planeta sin comprometer el futuro y necesidades de los que están por venir. La Agenda 2030 tiene 17 iniciativas con más de 200 indicadores, de los cuales el 50 % está vinculado a la conservación del ambiente. Lo interesante también de este programa, según Young, es la participación de distintos entes públicos y privados en la elaboración de estas propuestas, lo que facilitaría su posterior adopción e implementación.

La Agenda y el agua

A nivel nacional, la conexión entre la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y el Programa Nacional de Seguridad Hídrica 2015-2050, tiene como prioridad establecer una “hoja de ruta solidaria que como país debemos ejecutar para que el agua mejore nuestra calidad de vida, respalde nuestro crecimiento socioeconómico inclusivo y asegure la integridad de nuestro ambiente”.

El Programa Nacional de Seguridad Hídrica surge como herramienta para asegurar el acceso universal a agua de calidad y servicios de saneamiento, disponer del recurso para crecimiento socioeconómico, gestionar los riesgos vinculados al manejo del agua, mantener cuencas hidrográficas saludables y promover la seguridad hídrica de nuestro país.

La nueva realidad del planeta nos exige acciones contundentes y políticas participativas que tengan como fundamento el desarrollo sostenible. A partir de ahora, esta filosofía es lo que garantizará la vida en nuestro planeta.

 

Jessica Young

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