Entre las creencias de nuestros pueblos hay un capítulo dedicado al mundo sobrenatural. La tulivieja, los duendes y chivatos están entre los protagonistas favoritos de cada cuento. Pero en el mundo real existen dos especies de mariposas nocturnas que sobrevuelan los bosques… incluyendo los del Canal. Se les conoce como Bruja Blanca y Bruja Negra, y están vinculadas a oscuras supersticiones. Dicen que cuando llegan a tu casa es de mal agüero y que supuestamente alguien va a morir. Y es que ambas especies podrían parecer intimidantes por su tamaño, pero estos misticismos infundados dan mala fama a estas inofensivas criaturas silvestres de belleza poco apreciada.
La Bruja Blanca es una mariposa nocturna de dimensiones extra grandes, su nombre científico es Thysania agrippina. Está entre las mariposas nocturnas más grandes del mundo y es considerada la de mayor envergadura alar, ya que mide alrededor de 30 centímetros. Posee un color grisáceo con diseños marrón que le proporcionan total anonimato. En el día reposa adosada sobre el tronco de un árbol. Descansa sus alas en forma horizontal y asemeja un crecimiento de liquen o de hongo sobre la corteza.
La Bruja Negra, es otra mariposa nocturna, tal vez más común que la especie anterior. Su nombre científico es Ascalapha odorata, nombre relacionado con un personaje del inframundo en la mitología griega. Es de color oscuro con diseños negro, marrón y gris, algunos detalles claros y reflejos iridiscentes (que refleja los colores del iris). Para protegerse de depredadores se esconde en sitios también oscuros. Su tamaño es grande, ronda los 20 centímetros.
Las mariposas nocturnas de la cuenca del Canal son importantes polinizadoras, complementan la labor de las abejas. En su trabajo nocturno visitan miles de flores y algunas polinizan exclusivamente ciertas especies de plantas, lo que significa que si desaparecen estos insectos, también peligra la reproducción de aquellas plantas. Además de polinizadoras, son fuente de alimento para aves y murciélagos.
Mariposas diurnas y nocturnas han revoloteado por los aires del planeta durante unos 200 millones de años. A pesar de que son insectos de absoluta fragilidad y vida muy corta, colonizaron cinco continentes y sobrevivieron extinciones masivas cuando desaparecieron de la faz de la Tierra miles de otras especies. Entender cómo ellas han perdurado por tanto tiempo, es una tarea determinante que nos conduce a desarrollar mejores estrategias de conservación, y prepararnos para evitar la desaparición de especies producto de la contaminación, reducción de los hábitats silvestres y el cambio climático.