El Canal de Panamá develó dos importantes monumentos públicos en homenaje a los colaboradores que perdieron su vida por la pandemia del covid-19. Los sitios en el Pacífico y en el Atlántico de la vía interoceánica, simbolizan el recuerdo eterno de los trabajadores, reflejando el impacto humano de la pandemia y el esfuerzo colectivo por preservar la salud.
En la provincia de Panamá el monumento está ubicado frente al edificio 710 en Balboa, y en la provincia de Colón, en el Centro de Visitantes de Agua Clara.
El impacto de la pandemia
La pandemia del covid-19 desató un efecto dominó en la organización de Canal. Aunque los efectos en la operación se implementaron inmediatamente, los impactos humanos son de largo alcance. La gestión del capital humano requirió de un esfuerzo sin precedentes de profesionales de distintas disciplinas para salvaguardar la salud de los trabajadores ante la pandemia. Para ello, se identificó una línea base de puestos críticos para la operación del Canal bajo las condiciones particulares de la situación de emergencia. Además, se establecieron nuevos horarios laborales y se adecuaron los servicios de transporte de colaboradores con rutas y horarios adicionales. A pesar de los esfuerzos, el Canal perdió 26 colaboradores: colegas, padres y amigos.
Durante la ceremonia de inauguración, Larissa Faundes, viuda de Arismendi Leong, se dirigió a los presentes en nombre de los familiares de los caídos. “No ha sido fácil y ahora quiero dirigirme a los familiares que como yo hemos tenido que seguir adelante con el dolor de la pérdida. Atravesar las pérdidas depende solamente de una experiencia individual. Significa escuchar tu propia realidad, reconocer el dolor, el amor y la pérdida. El amor es parte de ti, puede evolucionar, pero no termina”, expresó.
“Hoy, a pesar de que transcurran los años tendremos aquí un lugar especial donde quedan tallados los nombres de esos seres amados, trabajadores incansables, leales, íntegros y comprometidos para recordarlos siempre”, destacó Faundes.
Diseño
El diseño de los monumentos evoca la asociación de aquellos que partieron con el Canal, por haber pertenecido a la familia canalera y que permita recordar sus logros y sus anécdotas. El diseño consiste en una plazoleta con un paseo o acera semicircular, accedido por un pasillo y un pequeño jardín que lo rodea. El pasillo de entrada se interrumpe como símbolo de la vida truncada. El homenaje se rinde en forma de monolito de granito negro con los nombres de los trabajadores grabados en bajo relieve en la cara del monolito que mira hacia el camino de acceso al sitio. Los nombres grabados permitirán el poder tocar y pasar la mano sobre cada nombre grabado, conectando con la memoria y permitiendo el calcar el nombre, como un recuerdo que puede ser llevado del sitio.
El monolito también sirve de apoyo para dos bancas de piedra adosadas al mismo. Las bancas tienen cada una grabada en su canto, una palabra en latín, “In Memoriam” y “Aeternum” que significa “Eternamente en la memoria”.
En la ceremonia, el administrador del Canal de Panamá, Ricaurte Vásquez Morales, señaló que “uno no pierde a los familiares, a los amigos y a los compañeros en el momento que parten, sino cuando parten de nuestros recuerdos. Y creo que es importante, a cuatro años de la pandemia, reconocer a aquellos que fallecieron durante una situación extremadamente crítica, y que todos aquí en el Canal de Panamá hicimos lo que teníamos que hacer por cumplir nuestra tarea de mantener la operación de Canal de Panamá”.
Este homenaje fue concebido, diseñado y construido por manos canaleras, para los trabajadores del Canal ahora ausentes, para sus familiares y compañeros, como un sitio para visitar, recordar y conmemorar a sus amigos y seres queridos.