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El Canal, Bicentenario, y las artes

El Istmo de Panamá, en la temporalidad de la primera mitad del siglo XIX – y más allá de esos años- fue objeto de una serie de expediciones europeas que tenían como objetivo la descripción del territorio, su geografía, su entorno y su gente. Estas iniciativas tenían como propósito concretar la idea de construir una comunicación interoceánica. El contexto inmediato y anterior, es el de un Panamá colonial, signado por una condición transitista; una ciudad austera, en comparación con otras sedes virreinales como México o Perú.

Prados es catedrático en la Universidad de Panamá, y autor de las obras Bajamar (1998), y El otro lado del sueño (2003), entre otros.
Prados es catedrático en la Universidad de Panamá, y autor de las obras Bajamar (1998), y El otro lado del sueño (2003), entre otros.

Para entender el desarrollo y manifestaciones de las artes, conversamos con Pedro Luis Prados, escritor, filósofo y crítico de arte panameño.

¿Cómo describe las manifestaciones artísticas al momento de la independencia de Panamá de España?

Las sociedades hispanoamericanas no eran homogéneas y no es posible establecer criterios que permitan establecer procesos uniformes. Salvo la brutalidad en las campañas de aculturación, expropiación y sometimiento de los pueblos americanos durante la conquista y colonización. Cada región adquiere un carácter propio de conformidad a su función productiva. En el nuestro no hay riquezas minerales que explotar, como tampoco una producción agrícola determinante: Panamá tiene un carácter transitista y se expresa así desde los primeros años del siglo XVI cuando Pedrarias Dávila le concede el carácter pragmático como centro de expediciones hacia el Pacífico.

Lo anterior, junto con las Ferias de Portobelo, determina la función transitista del Istmo y la naturaleza flotante de su población. Eso explica la carencia de grandes edificaciones emblemáticas que encontramos en otras ciudades propias de una población decidida al asentamiento y al desarrollo del espacio urbano, como Lima, Quito, Bogotá, entre otras.

La carencia de grandes edificaciones explica la pobre riqueza artística en edificaciones religiosas, públicas y en las viviendas, tal como lo demuestran los estudios sobre los juicios de residencia realizados por el Dr. Alfredo Castillero Calvo. La pobreza arquitectónica se extiende a la pobreza de la obra pictórica, la cual fue casi nula.

Mientras que en otras ciudades se asentaban centros especializados de arte, como la Escuela Quiteña y la Escuela Cuzqueña, en donde el Barroco Churrigueresco afloró en la pintura y encontró delicadas manifestaciones en la ornamentación religiosa. En Panamá, y solo en el interior del país, hubo algunas manifestaciones de creatividad en la imagenería religiosa, platería y una modalidad del Barroco,como por ejemplo, la de la Iglesia de San Francisco de la Montaña.

Por su función de tránsito y comercial, el Istmo padece, desde sus orígenes coloniales, una muy pobre riqueza artística y cultural.

¿Cuáles serían los valores estéticos de las nuevas manifestaciones artísticas en los primeros años como república libre?

Al momento de la separación en 1903, las condiciones sociales, económicas y culturales del Istmo eran deplorables. El terremoto de 1882 destruyó la mitad del núcleo urbano y el interior del país estaba en abandono. El epicentro de la actividad económica y política era el sitio de tránsito. El criterio estético del grupo dominante era en extremo pobre y se conformaban con reproducciones impresas de santos o eventos bíblicos. La actividad comercial se imponía como modalidad de interacción y como proyecto colectivo, quedando la educación y las manifestaciones culturales en segundo plano. Las influencias francesas e italianas solo aparecen a finales del siglo XIX y principios del siglo XX con la afluencia de jóvenes que van a estudiar a Europa.

¿Cuál fue el impacto de las expediciones y de los exploradores europeos en las artes?

El interés en la construcción de un canal por Panamá produce una serie de expediciones y exploraciones, particularmente inglesas y francesas, que tienen como objetivo, describir el entorno natural, geográfico, social y urbano de Panamá. La más importante, pero no la única, fue la de Armand Reclus (1876-1878).

El resultado de esas expediciones en el siglo XIX panameño, ofrece dos elementos temáticos para los preocupados por el arte.

La construcción del ferrocarril (1850-1855) y la acometida francesa del Canal (1877-1896). El primero, con sus campamentos, pluralidad racial y trazado de vías, va a ser un componente valioso en los trabajos que realizan artistas transeúntes. El otro hecho que se consigna con vehemencia por los artistas de la época, se expresa en el choque entre la naturaleza exuberante del trópico y la maquinaria, la cual ofrece una visión conmovedora de la transformación del mundo natural por el hombre.

¿Podemos hablar de una pintura panameña en el siglo XIX?

La pintura del siglo XIX panameño tiene como exponentes a artistas extranjeros que utilizaron el Istmo como punto de embarque, hacia otras tierras, por lo cual no podemos decir que es una “pintura panameña”, ya que su realización y sus métodos corresponden a concepciones desarrolladas en otros países y que se interesan en aspectos temáticos del país.

Del periodo del Canal Francés existe una buena cantidad de dibujos ejecutados por artistas franceses. Las ediciones publicadas de Exploraciones a los Istmos de Panamá y Darién, de Armando Reclús (1876-1877-1878), y El Canal de Panamá, de Napoleón Bonaparte Wyse (1886), permiten apreciar una serie de grabados en madera, los cuales fueron elaborados con base en las descripciones hechas por los autores. En algunos casos fueron utilizados fotografías y daguerrotipos que sirvieron como fuente de descripción.

Barclay y H. Clergert ejecutaron dibujos de edificios religiosas y sitios públicos, M.D., siglas con las que se identifica un dibujante procedente del Misisipí de nombre Midleton Davis, conocido por las ilustraciones para diarios del sur de los Estados Unidos. Davis es autor de Negrito fumando y mamando, hermoso cuadro de costumbre de gran dramatismo, otro trabajo de cuidadosa elaboración es Darienita en la cocina. E. Roniat realiza una serie de trabajos denominados Tipos del Darién, en donde expone los rasgos fisonómicos de zambos, mulatos, cholos e indios. Los trabajos de G. Villier recogen elementos del paisaje y formas de vida del medio rural panameño. La Constancia, Caída del Caimito y Chepigana, son obras representativas.

La descripción de los trabajos de construcción del Canal son recogidos en dibujos de Vignal, quien imprime gran dramatismo al encuentro entre hombres, máquina y naturaleza. Son conocidos sus dibujos Excavador Bebert, Gran draga americana y Draga marina en la entrada del Río Mindi, Las obras del Canal en Bajo Matachín y Bajo Obispo. De la estancia de Charles Laval y Paul Gauguin en el Istmo se desconocen obras, sin embargo, de acuerdo con testimonios en la correspondencia de Gauguin, Laval se dedicó a ejecutar retratos de oficiales del Canal con el fin de obtener dinero para viajar a Martinica.

Otros artistas atraídos más por la vida urbana, plasman detalles costumbristas de la ciudad de Panamá. Charles Parson dibuja en 1859 El Cabildo y Calles de Panamá; otras obras de este artista son: Barrio de Santa Ana, Puente antiguo de Panamá Viejo y Rampas de las playas de Panamá. Theodore Weber es autor de una vista de las Antiguas murallas de la ciudad. Del año 1858 data el trabajo de F. Schelesinger Vista de la Ciudad de Panamá, litografía cuya venta fue promovida por la Estrella de Panamá. Destacan los trabajos de Bayard Taylor, oriundo de Pennsylvania, quien en su breve visita de día y medio en la ciudad de Panamá, dejó como testimonio de su preocupación por la arquitectura colonial, los dibujos de las Ruinas del Convento de los Jesuitas y de la Iglesia y Convento de Santo Domingo en Panamá.

La ruta transístmica en el contexto de lafiebre del oro, tuvo gran atracción para los dibujantes de la época, la obra de Robert Tomes, Panamá in 1855, contiene un dibujo de Frank Marryat titulado Cruzando el Istmo, y un Paisaje del Río Chagres. Fressenden Otis es autor de varios dibujos en los que destacan Primera cabaña, Estación de Gatún y Paraíso. En ese mismo periodo, arriban cuatro pintores que van a dejar testimonio de la vida en la ruta transístmica, son ellos el alemán Charles Christian Nahl, el norteamericano Albertis de Orient Brower, y los franceses Ernesto Charton y William Leblanc. Es importante mencionar el trabajo fotográfico, tecnología irruptora de fin de siglo, de Eadweard Mubridge, quien hace notables tomas de ciudad de Panamá, en esa temporalidad.

Para finales del siglo XIX y principios del XX aparece en escena Epifanio Garay. ¿Por qué él es importante?

Considero a Epifanio Garay como el precursor del movimiento plástico en Panamá y el generador, entre la juventud de su época, de una auténtica preocupación por las manifestaciones artísticas, en especial la pintura. Nace en Bogotá en 1849, recibe sus primeras lecciones de pintura de su padre, Narciso Garay, y luego del maestro José Groot. Luego de obtener el primer premio en la Exposición de Bogotá en 1873, se traslada a Panamá para participar en la realización de algunas obras conmemorativas a la independencia del Istmo. Como resultado de su contacto con la pintura francesa, su obra está marcada por el academicismo, caracterizado por el excesivo cuidado del dibujo y la forma que predomina sobre la luz y el color, y no por las innovaciones que Edward Manet, Claude Monet y Auguste Renoir, del movimiento plástico francés. Se desprende de estos antecedentes su predilección por los retratos y su poco interés por el paisaje o la vida urbana.

Retrato de Epifanio Garay

Su pintura está caracterizada por el uso de fuertes contrastes lumínicos en los cuales el uso del claroscuro en el entorno y la imagen logra una atmósfera con una cierta evocación poética. El uso de gruesas capas de óleo y el insistente esfuerzo por destacar puntos luminosos que concentren la atención sobre la imagen que establece umbrosas correlaciones visuales de mística solemnidad, acentuada por el recorte que hace de los rasgos fisonómicos en los que concentra los principales focos visuales, dejando el entorno como un elemento secundario de apoyo a la composición. Desde el punto de vista académico y técnico, sus retratos se inclinan más hacia una concepción romántica, por el uso de la luz y el color y la intimidad subjetiva que le imprime a la imagen, la majestuosidad del neoclásico.

Entre sus obras más conocidas en nuestro medio podemos mencionar Retrato del Obispo Victoria, Retrato de niña, Buenaventura Correoso y su dama, Retrato de Nicole Garay y Retrato del General Tomás Herrera. Gran parte de su producción se encuentra en colecciones privadas y museos de Colombia, país en donde realizó obras religiosas como Retablo de la asunción de la Virgen, en la Catedral de Bogotá. Garay recoge treinta años de la historia local panameña y es el gran maestro y precursor de la pintura panameña del siglo XX.

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