En los últimos años hemos experimentado cambios drásticos en nuestro clima: desde lluvias muy fuertes hasta escasez de agua con los consecuentes bajos niveles de nuestros lagos en la Cuenca Hidrográfica.
Estas variaciones en los regímenes de lluvias, en conjunto con otros factores, forman parte del cambio climático provocado por el calentamiento global, que a su vez es producido por el exceso de gases de efecto invernadero que se desprenden de actividades que generamos los seres humanos.
El cambio climático no sólo conlleva un aumento de las temperaturas, sino también fenómenos meteorológicos extremos, la elevación del nivel del mar, cambios en las poblaciones y los hábitats de flora y fauna silvestres, entre otros.
Los días más calurosos
El planeta batió el récord el mes de junio como el más caluroso desde al menos 1940, según muestran nuevos datos climáticos, superando el hito anterior registrado en 2019. Por otra parte, los días 3 y 4 de julio se batieron los récords de días más calurosos medidos hasta la fecha.
Estos récords son una indicación de la influencia que está teniendo un evento de El Niño en el océano Pacífico tropical, ya que está amplificando el ritmo del cambio climático.
Los datos mensuales de temperatura proceden de modelos científicos europeos conocidos como ERA-5, así como de un análisis independiente de la Agencia Meteorológica de Japón.
Lo más apremiante es que la mayor parte de los efectos del cambio climático se circunscribe al agua.
El agua cada vez más escasa
De acuerdo con datos del Banco Mundial, de los 1,400 millones de kilómetros cúbicos de agua del planeta tierra solo 35 millones, o un 2.5 % del volumen total, es agua dulce. Los humanos solo tienen acceso a un 0.3 % de esta agua dulce, mientras el resto está congelado o son aguas subterráneas.
Esta cifra pone de relieve lo crucial que resulta la protección de nuestras fuentes de agua dulce y preservarlas para el futuro.
Por otro lado, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cerca del 36 % de la población mundial, o 2,400 millones de personas, viven en regiones con escasez de agua (regiones denominadas de “estrés hídrico”), y se pronostica que el 52 % experimentará una severa escasez de agua hacia el año 2050 debido a que el acceso al abastecimiento de agua es limitado.
Según la ONU, el cambio climático impacta al agua existente en el planeta de formas complejas, desde patrones de precipitación impredecibles hasta la reducción de las capas de hielo, así como el aumento de los niveles del mar, las inundaciones y sequías.
La crisis en Uruguay
El hermano país suramericano sufre la mayor sequía de los últimos cien años. Dicha situación llevó al gobierno uruguayo a aplicar una serie de medidas buscando garantizar el suministro de agua potable a la población.
Por efecto de la sequía, las reservas de agua dulce disminuyen a diario hasta mínimos históricos, lo que impulsó a las autoridades a compensar la falta de agua agregando agua salada procedente del río de la Plata.
La mezcla generó que los niveles de sodio y cloruros aumentaran de manera progresiva superando los límites establecidos hace 15 años.
De acuerdo con el Departamento de Desarrollo Ambiental de la Intendencia de Montevideo, el agua que de la cuenca del Plata se encuentra con el océano y “dependiendo de las condiciones climatológicas y del caudal que venga del río, el agua es salada”. El problema es mayor debido a que no cuentan con las condiciones necesarias para potabilizar el agua o para construir una planta desalinizadora.
Inundaciones en Chile
Y mientras en Uruguay no llueve, en Chile cerca de 1,800 personas debieron ser evacuadas de la ciudad de Constitución, a 400 kms al sur de la capital, ante la crecida del río Maule, provocada por intensas lluvias que han azotado el sur del país.
De acuerdo con las autoridades, estas son las peores precipitaciones en los últimos treinta años, provocando el desbordamiento de los dos principales ríos de Santiago, el Mapocho y el Maipo, así como inundaciones en varias localidades.
Sequía en España
La escasez de lluvias y el aumento de temperatura ha afectado a múltiples países del mundo. En España el verano llegó en una sequía que aumenta cada mes, aunado a un déficit acumulado de precipitaciones que se suma a un período previo inusualmente seco y cálido.
De acuerdo con información de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) las olas de calor golpean prematuramente en España. El año hidrológico 2021-2022 cerró como el tercero más seco jamás registrado, y durante aquel verano algunas ciudades fueron impactadas con recortes ante la escasez de agua.
Olas de calor en México
Debido al cambio climático, en México las temperaturas ascienden prácticamente al mismo ritmo que disminuyen las lluvias. De acuerdo con el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), durante los primeros 15 días de junio, el porcentaje de territorio mexicano afectado por algún grado de sequía pasó de 61.6 % a 65 %; mientras que la disponibilidad de agua para consumo humano, así como para las operaciones de sectores económicos, es lo que está en duda.
Adicionalmente, el país se enfrenta a olas de calor. En ciertos estados de México se han registrado temperaturas superiores a los 45 grados Celsius, según datos del Servicio Meteorológico Nacional.
…y en Estados Unidos
La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA), estima que el cambio climático está provocando ondas de calor cada vez más frecuentes e intensas en las principales ciudades de dicho país.
Por ejemplo, a finales de junio una peligrosa y prolongada ola de calor impactó gran parte del sur de Estados Unidos, haciendo colapsar carreteras y obligando a personas a buscar refugio a causa de las temperaturas superiores a los 46°C.
Incendios forestales en Canadá
Más al norte, en Canadá, los incendios forestales dejaron a Montreal cubierta de humo, lo que resultó en la peor calidad del aire entre todas las grandes ciudades del mundo, de acuerdo con un estudio sobre la contaminación; mientras Quebec experimentó una calidad del aire considerada “insalubre” debido a cientos de incendios forestales que arden desde enero en todo el país.
El impacto en nuestro país
Los efectos de las recientes sequías y el fenómeno de El Niño generaron la declaración de emergencia climática por parte del Gobierno Nacional, reforzándose la noción de que la escasez de agua dulce es real.
El Canal de Panamá sigue de cerca el desarrollo de estos eventos climáticos, en especial, aquellos que afectan la disponibilidad de agua en la Cuenca.