A finales de 2020, la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), realizó el concurso Campeones de la Tierra, en el que seleccionó a siete jóvenes de distintas regiones del mundo, que postularon sus inventos para impulsar cambios con enfoque sostenible en nuestro planeta. Parte de los premios consistió en brindar financiación, por parte de la ONU, a los proyectos ganadores; además de crear líderes sobresalientes en la gestión ambiental. En la selección del campeón de América Latina y el Caribe, el peruano Max Hidalgo fue premiado por su invento de convertir agua del aire.
Pero esta no es la primera vez que Max da a conocer su invento. En 2017, History Channel realizó un concurso para galardonar proyectos sostenibles, en el que más de 5,000 candidatos participaron. El de Max llegó a los 10 finalistas, y por votación popular logró el primer lugar.
¿De qué se trata este invento y cómo podría ser uno de los más notables de la década? El Faro conversó con Max, y a continuación ofrecemos sus reflexiones.
¿Cómo fue que te interesaste por diseñar un prototipo para producir agua?
Estudié ciencias biológicas. Soy biólogo, microbiólogo y parasitólogo. Me interesé en el campo de las invenciones porque tuve una percepción diferente de la naturaleza: si queremos inventar nuevas tecnologías podemos replicar esos mecanismos del ecosistema. Eso se llama biomímesis, es decir, imitar la naturaleza para crear tecnologías, y eso es interesante porque nos permite la sostenibilidad, y eso es a lo que debemos aspirar.
¿Cómo funciona el invento?
En todo el planeta hay niveles de humedad, incluso en los desiertos más áridos. Entonces, por qué no aprovechar lo que tenemos en la naturaleza para producir agua. Así que diseñé una máquina para extraer agua de la humedad del área, y también aprovechando la energía eólica y solar. Esa fue la base del invento la cual se puede aplicar en comunidades aisladas, porque los sistemas convencionales necesitan una fuente de agua que puede ser, incluso, inexistente.
Lo otro es que los sistemas tradicionales necesitan permisos legales y estudios de impacto ambiental. Por otro lado, dichas infraestructuras requieren de plantas de tratamiento, canales y redes de tuberías que pueden tomar años en construirse. Hay comunidades que llevan esperando durante 30 años. De modo que con esta tecnología portátil y sostenible se puede instalar en un periodo de tres horas y obtener agua.
¿Cómo pudiste ver en la naturaleza el diseño conceptual de un invento para producir agua?
Albert Einstein dijo que en la naturaleza podemos encontrar la respuesta a todos los desafíos científicos, tecnológicos, incluso los de la vida cotidiana. En el caso de mi invento, hay insectos que captan la humedad de la niebla y acumulan gotas en sus espaldas mediante unos microfilamentos. Entonces, el insecto estira una de las patas sobre su espalda y el agua fluye hacia su boca. En el invento, a través del giro de las aspas se produce la fuerza centrífuga y un sistema de condensación recolecta agua gracias a la niebla atmosférica.
Háblanos de los antecedentes
Cuando estaba en la universidad, en una clase de microbiología ambiental analizamos la calidad de agua que llevaban los camiones cisterna a distintas comunidades sin agua potable. Uno de ellos era el pueblo de Chosica (Lima). Entonces, tomamos muestras de agua de los pozos donde las familias almacenaban el agua de los cisternas, y nos dimos cuenta de que el agua estaba tres veces más contaminada que el límite permisible para el consumo humano. Complementamos el estudio con fuentes bibliográficas, y al analizar los datos leí que cada 21 segundos muere un niño en el mundo por tomar agua contaminada. Esa fue la primera motivación para diseñar un prototipo con tecnología no convencional. Ya desde entonces han pasado cuatro años.
¿Se necesita electricidad?
El invento usa energía híbrida: la eólica complementada con una fuente de energía solar. De esa manera, nos aseguramos de que ante cualquier circunstancia las personas tengan acceso al agua. Por otro lado, hemos potenciando la tecnología y tenemos la capacidad de producción de hasta 350 litros de agua al día. Ahora estamos trabajando en la producción de 1,000 litros de agua al día para que pueda usarse en la agricultura familiar y proyectos forestales.
¿Y el alcance?
Tenemos dos proyectos dirigidos a dos necesidades: Yawa Community (para consumo humano), y Yawa Forest (para proyectos de agricultura, riego y áreas verdes). La que estamos comercializando es la Yawa Forest. A la de Yawa Community debemos instalar un sensor que determine en tiempo real la calidad de agua, y también, para tener la seguridad del momento en que se debe reemplazar el filtro. Se prevé que la familia pueda descargar en sus celulares la aplicación para dar seguimiento a la calidad de agua y hacer el reemplazo oportunamente. No ha sido fácil, ya que hemos pasado por procesos de innovación. Se han fabricado cuatro diferentes tipos de tecnología hasta tener una comercial. Actualmente, estamos fabricando 10 más para ubicarlos en otras regiones.
¿Qué significa Yawa?
Yawa, proviene de la composición de dos palabras del idioma de los incas, el quechua: yaku (agua); wayra (viento). Uniendo las dos primeras sílabas de cada palabra obtenemos Yawa, es decir, agua del viento.
¿Cuántas personas te acompañan en esta aventura?
Somos ocho personas y sumamos voluntarios para que puedan abarcar otras regiones. Ahora tenemos un proyecto muy simbólico: queremos sembrar árboles haciendo uso de la tecnología Yawa y conmemorar a quienes han muerto por la Covid-19. Estamos viviendo un punto de inflexión en el que debemos reconciliarnos con la naturaleza, y esa es la razón de este proyecto de reforestación, que tiene un enfoque sostenible y porque si no aprendemos vendrán más pandemias.
Háblanos de los desafíos.
Son varios, pero principalmente la tecnología. Por ejemplo, para algunas piezas no contamos con la maquinaria y hay que comprar algunos componentes electrónicos. Sin embargo, no nos quedamos atrás. Hemos acondicionado un taller para busca la formar de solucionar temporalmente y seguir buscando recursos (patrocinadores o inversionistas) para potenciar este invento a mayor escala.
La entrevista virtual (como ya se estila en estos tiempos) decantó en el Canal. Max nunca ha venido a nuestro país y desea conocer la vía acuática, por lo que le extendimos una cordial invitación para que conozca una obra que, igualmente, tiene enfoque y cultura sostenible. Y de eso se trata: de que cada persona y organización, desde su palestra, promueva la protección por la Tierra y sus habitantes. El mundo necesita más proyectos como Yawa… un nombre que evoca nuestro pasado para asegurar nuestro futuro.