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Despertando el sentido crítico a través de la historia

Despertando el sentido crítico a través de la historia

Desde 1997, el Museo del Canal Interoceánico (MUCI) ha tenido la responsabilidad de preservar, divulgar y transmitir la memoria histórica de Panamá y, específicamente, del Canal. Sin embargo, la tarea se vuelve retadora cuando la tecnología y la inmediatez de la información obligan a los exponentes de la historia a adaptarse a las nuevas generaciones. Esa es la posición de la directora del MUCI, Ana Elizabeth González, quien pregona el sentido crítico y análisis de los hechos que dieron forma a nuestra identidad nacional.

Ana Elizabeth González, directora del. Museo del Canal Interoceánico
Ana Elizabeth González, directora del. Museo del Canal Interoceánico

El Faro conversó con Ana Elizabeth, quien se describe como una mujer que soñó desde niña con la historia, arte, y cultura. Oriunda de Coclé, Ana Elizabeth obtuvo una beca para estudiar en Escocia una carrera muy peculiar: Arqueología. Luego de culminar sus estudios -incluyendo una maestría en Administración de Empresas-, trabajó en dirección de proyectos, filantropía corporativa, relaciones culturales internacionales, y en la identificación y prevención de tráfico de antigüedades y crímenes de arte.

Este bagaje de conocimiento y experiencia le permitió ser considerada para la dirección del MUCI, que ha experimentado renovaciones importantes para potenciar la experiencia con los visitantes nacionales y extranjeros.

Tenemos segunda renovación en el MUCI, ¿de qué se trató la primera y en qué consiste la nueva propuesta?

La primera fase se inauguró el pasado 25 de marzo, y retrata cómo era la vida en la Zona del Canal. Fue un proyecto emocionante y, la verdad, hay un cambio de narrativa para que el visitante sea partícipe de ella en vez de ser un observador ajeno y lejano a la historia. En esta segunda exhibición, titulada “La Ruta por la Soberanía”, se expone el contexto previo a los sucesos del 9 de enero de 1964, y cómo fue que llegamos a esa fecha importante.

Lo que hacemos es narrar esas luchas generacionales que se dieron, no solo desde el ‘64, sino mucho antes, y cuáles fueron los distintos movimientos sociales que demuestran el poder que tiene la gente; porque hay que destacar que fueron esos grupos civiles quienes lucharon por la soberanía del país, además de los esfuerzos diplomáticos.

Y es que se debe recordar el poder que tienen los estudiantes y los maestros. Al final, fueron unos estudiantes quienes cambiaron el mundo y, eventualmente, el comercio internacional, porque ese fue el pivote que llevó a que negociáramos un tratado nuevo, el Torrijos-Carter. Con esta exposición, queremos resaltar que los panameños tenemos que crear nuestro futuro y saber hacia dónde dirigirnos.

¿Cuál es el mensaje que se lleva un visitante del MUCI?

Que el Canal no hizo a Panamá, sino que Panamá hizo al Canal. Somos un puente humano, de especies animales y de comercio desde que surgimos como istmo. Que no solo somos “ferrocarril”, “canal francés” y “canal estadounidense”, sino un punto de conexión e intercambio desde que surgimos de los océanos. Por otro lado, que la historia de Panamá y del Canal no puede desligarse, pero se nos olvida el impacto global que tenemos como país, no solo como Canal. Pensar en el valor que tenemos nos da un sentido de pertenencia y orgullo, y espero que esa sea la impresión que se lleva.

¿Cómo se cultiva en los jóvenes el amor por nuestra historia?

Haciéndola accesible y humana. En vez de la memorización de fechas y nombres, debemos ser agentes activos en la historia.
Por ejemplo, del suceso del 9 de enero de 1964, se habla de los hechos, pero, para que una persona joven se interese, hay que recordarle que aquellos protagonistas también fueron jóvenes, y cuál fue el sentimiento que tuvieron al ver que se izaba una bandera estadounidense en territorio panameño. Hay que preguntarle a ellos cómo se hubiesen sentido en su lugar, transportarlos en el tiempo. Por otro lado, debemos hablar de las manos que hicieron el Canal, de las personas de 97 naciones que llegaron a Panamá y que formaron nuestra cultura nacional. Esto es, justamente, lo que hemos hecho con las exposiciones en el MUCI.

Además, la formación educativa no debe radicar en darnos todas las respuestas, sino generar ese sentido crítico, y que la gente sienta el deseo de investigar más, con ganas de seguir aprendiendo y cuestionando la información que nos han venido repitiendo. Ver los hechos objetivamente y cuestionar qué más conozco, qué más debo desaprender y qué más debo investigar… No solo recibir información, sino profundizar el contenido.

Y en el marco del Bicentenario de la Independencia de Panamá de España, ¿cuál es tu reflexión en esta importante fecha? ¿Qué nos hace falta?

Educación, tenemos una brecha educacional enorme. El hecho de que no estemos estudiando, no solo la historia, sino ahondando en el análisis histórico de nuestros país, nos impide que recordemos quiénes éramos y verificar hacia dónde vamos. Muchas personas, no solo jóvenes, saben de la fecha de la independencia de Panamá de España, pero pocos saben el contexto nacional y global, así como el impacto que tuvo en la corona española… te puedo asegurar que pocos lo saben.

Precisamente, en el MUCI, estamos organizando una exposición temporal del Bicentenario para contar esa historia, y que se inaugurará el 1 de diciembre; es bastante sencilla y dinámica, pero cuenta lo que estaba pasando en Panamá en ese momento. Y de eso se trata, de ampliar la educación en todos los sentidos, porque así creceremos como sociedad y como país. Esto nos garantizará la construcción de unos 200 mejores años y más.

 

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