Por Ricardo Moreno y Noel Trejos
Esta iniciativa está alineada con las actividades prioritarias de conservación de la cuenca del Canal, ya que el proyecto permitirá reforzar la combinación de diferentes métodos de investigación interdisciplinaria y de alta calidad para el Censo Nacional de Jaguares y Mamíferos Terrestres que será el primero en América Central y el segundo en el continente americano.
El jaguar es una especie bandera cuya presencia demuestra la buena salud del ecosistema en el que se encuentra; es decir, que se halla en lugares en condiciones óptimas de bosques con presencia de otras especies propias de su cadena alimenticia, alentando los esfuerzos dirigidos a la conservación del recurso hídrico.
Por otra parte, este proyecto está enmarcado en los ejes de la Estrategia Nacional de Biodiversidad y el Plan de Acción 2018–2050, así como en los componentes del Plan de Acción para la Conservación de los Jaguares en Panamá. Está estructurado en dos componentes. El primero: conservación del jaguar y sus presas a través de la promoción de la conectividad y la gestión de conflictos entre humanos y la vida silvestre; y el segundo: generar conocimiento científico, desarrollar capacidades nacionales y promover compromisos regionales sobre la conservación de los felinos silvestres.
El Censo Nacional del Jaguar en Panamá comprende nueve sitios de estudio desde el Parque Nacional Soberanía, Parque Nacional Chagres (ambos en la Cuenca Hidrográfica del Canal de Panamá), Parque Nacional Portobelo, Narganá en Guna Yala, la cuenca media del río Chucunaque, la Reserva Hidrológica El Filo del Tallo- Canglón, Pirre y Cana en el Parque Nacional Darién, la Reserva Natural Punta Patiño, bahía Piña – Jaqué.
En los nueve sitios se instalarán 32 estaciones de cámaras trampas, dos en cada sitio para un total de 64. Esta herramienta permite conocer si hay presencia de jaguares y otras especies, generando un índice de abundancia relativa. Si el monitoreo se repite todos los años, se puede registrar las tendencias de las poblaciones, por ejemplo, saber si una especie se vuelve más o menos abundante y correlacionarlo con factores climáticos, en algunos casos, teniendo una mejor idea de lo que pasa en la zona.
Como cada jaguar tiene un patrón de manchas únicas, se puede saber cuántos hay en cada área monitoreada, y con base en los análisis de captura-recaptura con modelos espacialmente explícitos, se obtiene la densidad por área.
En cada foto se registra la hora en que fue tomada, permitiendo obtener información sobre los patrones de comportamiento, por ejemplo, las horas en que prefieren moverse y desarrollar sus actividades.
Además, toda la información se puede correlacionar con otros aspectos como cercanía a viviendas, carreteras, áreas perturbadas, bosques maduros o intervenidos, reservas de carbono, entre otras.
Esta información posibilita tener datos más precisos sobre las áreas protegidas (abundancia, densidad y ocupación de las especies) y no protegidas. También, ver si hay conectividad entre áreas de bosques protegidos o no, y basándose en esto, proponer sitios para crear conectividad o ampliarla.
En este sentido, se trabaja con el Ministerio de Ambiente y los tomadores de decisiones para que, de acuerdo con la información generada, se establezcan políticas de conservación en el país.