El creador de la Luna Llena de Tambores es músico, compositor, facilitador musical y fotógrafo de naturaleza. Este encuentro mensual, gratuito e interactivo, ha sido llamado el evento más feliz de Panamá. Graduado de Berklee College of Music, Hidrovo usa la música para su verdadera pasión: ayudar a las personas.
Luego de 20 años en Estados Unidos, ¿Cómo es tu vuelta a Panamá?
Volví a Panamá en 2004 para reconocer un país nuevo. “Ahora sí se puede pasar por aquí“, me decía cuando pasaba por áreas del Canal. Estados Unidos fue muy emocionante, pero Panamá tiene un encanto salvaje en todo, en su trato, su naturaleza, su clima. Yo amo eso indomable de Panamá.
¿Cómo te iniciaste en la música?
Desde chiquito me sabía todas las canciones y movimientos de Raphael. En casa de la mamá de mi tía, esposa de Walter Myers, había un piano que me hechizaba. Tenía que ponerme de puntillas para poder tocar las teclas. “Eso no es para jugar, no toque”, me decían.
Música panameña que te marcó
Las canciones del disco La Parranda de Toby Muñoz.
¿Cómo recuerdas tu carrera musical en Estados Unidos?
Empecé trabajando en una la tienda de música Manny ́s y allí llegaban los mejores músicos del mundo a pedirme consejo de qué comprar. Con el tiempo, me regalaban boletos para sus espectáculos y así vi lo mejor de lo mejor en el escenario.
Mi vida como percusionista allá fue interesante. Toqué para bandas de música folclórica de República Dominicana, Cuba , Haití.
¿Como nació la Luna Llena de Tambores?
Regresando de Estados Unidos a Panamá necesitaba conectar con otros músicos. Decidí invitar a músicos en luna llena para “parkear” en el Causeway y llevaba tambores para compartir. Pero, no llegaban músicos, llegaba gente a verme tocar. Y pensé que mejor les enseñaba a tocar para hacerlo juntos.
Me di cuenta de que a la gente le gusta el tambor, aprender, divertirse, liberarse. Y así poco a poco la comunidad fue creciendo.
¿Qué momentos memorables atesoras de este evento?
Tengo muchísimas historias familiares.
Por varias lunas llegaba un señor que tocaba una campanita pegada a su cuerpo, muy serio. Un día llegó su hija para agradecernos porque después de sufrir un derrame y sentirse muy triste descubrió la Luna llena de tambores y vivía para disfrutar la música y la compañía hasta su fallecimiento. Celebraciones de aniversarios y varias pedidas de mano. En una luna muy especial conocí a la que hoy es mi esposa y productora del evento, Querube Alvarado. Y mi hija se llama Luna.
En medio de tanta música, ¿cómo quedaste fotografiando aves?
Participé en concursos de fotografía en mi adolescencia, mi mejor amigo fue un gran fotógrafo panameño, Gustavo Araujo (1965- 2008) y siempre tuve esa curiosidad.
Cuando llegué a Panamá me instalé en el cerro Ancón y me compré una cámara para documentar la belleza de ese lugar. Y así, buscando las aves y lo verde, recorrí todo el país. La fotografía me llevó donde se mueve la naturaleza, vi claramente el cambio climático y conocí mucha gente interesante.
¿Qué te ha abierto las puertas en la vida?
Un poco de mi papá y un poco de mi mamá. Mi padre, un médico muy respetado en Panamá, siempre estaba muy ocupado, muy cansado y yo lo veía muy poco. Pero él me motivaba a leer. La parte sensible del arte, la obtuve de mi madre y su colección de disco y su gusto por el baile.
Libros sobre Panamá favoritos
Con ardientes fulgores de gloria de Juan David Morgan y The Path between the seas, de David McCullough.
¿Qué tocas en la Luna llena de tambores?
Aparte del homenaje a Santana que tenemos ahora, tocamos canciones mías. La canción titular del evento Luna llena de tambores surgió de la interacción con los luneros. La música que nace de mí expresa mi deseo de ser un mejor ser humano. Estoy grabando lo que será mi cuarto disco de estudio.
La banda consta de Eric Blanquicet, percusionista y cantante, compañero de mil batallas y facilitador musical, MC Ramiro, Álvaro Maturell, bajista; Marco Linares, guitarrista; Luis Enrique Becerra, pianista y director musical y Karla Vargas, cantante. Mi esposa Querube es la productora y genia detrás de toda la organización.
¿Qué otros proyectos llevas adelante?
Entre luna y luna empezamos a ir a hospitales, centros penitenciarios y apoyar proyectos de interés social con el programa Música para sanar. También fundamos El Lunario, que es un centro de enseñanza de música. A raíz de todo esto estamos produciendo un libro que hable acerca de esa sensibilidad que hay en Panamá para el tambor y el recorrido de este sueño hecho realidad.
¿Quiénes son los luneros?
Los luneros son una comunidad de personas a las que le gusta reunirse bajo la luz de la luna llena, liberarse con el tambor y conectar los unos con los otros. Son gente que vive el momento y dispuesta a intentar algo nuevo siempre. Son una comunidad tan consciente que al final de cada evento recogen toda la basura que se pudo haber generado. Me llena saber que, con base al evento de la Luna Llena de Tambores, ha nacido una cultura de sonrisas y de colaboración.