Hace un año y medio, los agricultores de la comunidad de Villa El Carmen, ubicada en la subcuenca del río Chilibre, acogieron un proyecto que cambió sus perspectivas para siempre. Sus montañas, que antes eran asentamientos campesinos, se han convertido en parcelas llenas de frutos que abastecen de vida a los lugareños.
Una buena idea, bien aplicada
El Proyecto de Agricultura Familiar Sostenible sirve a los productores de la Cuenca Hidrográfica del Canal de Panamá (CHCP) como un puente de beneficios que, además de cubrir sus necesidades económicas y básicas de alimentación, también les brinda la oportunidad de aprender a conservar la tierra a través de cultivos sostenibles.
Hortalizas, plátanos, raíces y tubérculos, granos básicos y producción avícola, son los componentes en los que se divide este proyecto. Las siembras de arroz, maíz, ñame, yuca, guandú, tomate, plátano, café, pepino, zapallo y también la cría de gallinas ponedoras y pollos de engorde cumplen con un suministro de energía, vitaminas, proteínas y minerales a los productores.
Muchos de estos agricultores sembraban de manera desorganizada, pero una vez comenzaron a implementar el proyecto, los metros de tierra que comprenden sus plantaciones retomaron su valor. Descubrieron cómo trabajar en parcelas más pequeñas, pero ahora con mayores cultivos.
Luis Alvarado, ingeniero agrónomo de la División de Políticas y Protección Ambiental del Canal de Panamá explica que
“el proyecto se hace de forma paralela, con trabajos en campo y al mismo tiempo actividades de capacitación. Entonces, tratamos de hacerlo de manera sincronizada porque si en campo estaban sembrando maíz, en ese mismo momento se les dictaba una capacitación sobre cómo sembrar el maíz, para que comenzaran a aplicar en las parcelas lo que aprendían en las charlas”.
Técnicas de cultivo que salvan la tierra
A través de este proyecto los agricultores se apropiaron de técnicas como el cultivo de cobertura, que consiste en la obstrucción del crecimiento de maleza alrededor de un cultivo principal al integrar cultivos adicionales, otorgándole al suelo una capa de protección contra efectos de erosión.
“Es la misma semilla, pero ahora hemos aprendido otro sistema. Tenemos más de cinco cultivos en una misma parcela. Antes usábamos herbicidas, ahora sabemos que no es conveniente usar químicos”, describe Marcos Rivas, quien vive y trabaja como agricultor en la comunidad hace más de 20 años.
El Canal aporta capacitación y apoyo para la producción de hortalizas en la subcuenca del río Chilibre.
Carlos Pardo es otro de los beneficiarios y destaca el abono orgánico como otro de los recursos que están aplicando en sus terrenos. Recolectan la tierra, gallinaza y desechos orgánicos para mezclarlos y obtener un suelo más fértil y lleno de nutrientes que potencia el crecimiento de los cultivos. “La idea es que todo sea sostenible”, menciona Alvarado.
Un ejemplo para sus vecinos
Muchos vecinos de la zona que también son agricultores, pero que no son parte del proyecto, comenzaron a implementar las técnicas al ver que los que estaban participando de esta nueva idea sembraban de otra manera y sus resultados eran efectivos.
Ahora estos productores aplican lo mismo en sus parcelas. Es totalmente positivo, porque además de enseñarle a los que están participando directamente en el proyecto, ha servido para que otros también aprendan.
Todo por una agricultura más productiva
“Se nos da una ayuda económica y técnica. Vendo mis cultivos y lo que sobra es beneficio para mi familia” , relata Cirilo Morales, quien tiene más de 45 años en el poblado siendo agricultor, pero entiende mejor cómo cultivar hortalizas.
Este proyecto ha despertado el lado comercial de cada agricultor. Aunque la mayoría de la venta de sus productos se da en la comunidad, el objetivo se centra en promover sus cultivos en mercados.
El conocimiento llevado a la acción es lo que define a los agricultores de Villa El Carmen, quienes con este proyecto se llevan la revelación de labrar la tierra de una manera más eficiente y productiva.